Sáenz de Santamaría no es Obama

Madrid

Ayer la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, bailó. Lo hizo encantada y hoy se destaca su naturalidad, su soltura, su simpatía. Se la compara con los políticos norteamericanos, Obama incluido, que no dudan en marcarse unos pasos de baile en los shows de más audiencia. Ella misma ha declarado hoy, que anoche le costó dormirse por el subidón de adrenalina tras sus pasos de baile.

Y está bien que la vicepresidenta baile, que se muestre cercana, natural, casi humana para suavizar esta imagen de mujer de hierro que transmite todos los viernes tras el Consejo de Ministros. Pero también debería tener claro que unos pasos de baile no son suficientes. Ella ha querido hacer como Obama, pero no es Obama. Porque el presidente norteamericano baila en el mismo plató en el que se somete a una entrevista comprometida, porque el presidente del gobierno americano aguanta y responde todas las preguntas que se le plantean en una rueda de prensa y sabemos que ella hay manos levantadas a las que nunca hace caso. Esta bien bailar, mostrarse como se mostró ayer, pero no es suficiente. No es suficiente ser normal solo un día, y además un día cercano a una convocatoria electoral. No vale ser normal en precampaña y no serlo el resto del año, porque si no al baile se le puede llamar impostura.

Hasta que en España no se normalice la relación y la actutud de ciertos dirigentes políticos con los medios de comunicación, escenas como las de ayer suenan a falsas. Y habrá quien hoy diga, pues "Iceta lo hizo y no le salió tan mal". A Iceta le salió de natural, nadie tuvo que hacerle memorizar una coreografia, no sonaba a impostura.

Gustó el baile de Iceta y seguro que ayer gustó el baile de la vicepresidenta. Pues aprovechando esta ola de fiebre en el sábado noche, impulsada, sin duda, por los gurús de la imágen política, estará bien que estos mismos gurús revisaran la relación de algunos políticos con los medios de comunicación o la cercanía y la empatía con los ciudadanos.