Sobre Cataluña ya no hay política, sólo justicia

Madrid

Esta mañana ha declarado Artur Mas por su imputación por la consulta del 9-N y lo ha hecho como quería. Llegando al Palacio de justicia como un mártir-triunfador, arropado por miles de personas, centenares de alcaldes y concejales, miembros de su gobierno, de su candidatura y de otras. Paseo triunfal con final en lo alto de las escaleras, para darse la vuelta y afrontar solitario la declaración. Escena buscada y conseguida.

El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, avalado por el Poder Judicial, dice que estas manifestaciones presionan y atacan la libertad de los jueces. Es posible, aunque también hay quien piensa que los jueces ya son suficientemente profesionales y adultos para que este tipo de demostraciones no les afectan. Este es un debate. Pero hay otros, igual de importantes y necesarios.

El primero, la triste realidad que en el tema de Catalunya ya no hay política, solo justicia, y esto desde ya hace tiempo. ¿Se han dado cuenta de que todo lo que contamos sobre esto son informaciones relacionadas con la justicia? Recursos, querellas, declaraciones, imputaciones, incumplimientos. ¿No echan de menos, dialogo, negociaciones, reuniones, propuestas? Una cuestión política que se dirime en los tribunales.

Y el segundo, ¿estaban los alcaldes y los ediles que hoy esgrimían sus varas de mando al paso del President en las protestas por los recortes en Catalunya, o tienen los ciudadanos que arropan o vitorean a Mas el mismo impulso para manifestarse por la corrupción o el desmantelamiento del estado del bienestar?

Los sentimientos y las emociones son importantes, la ilusión por un proyecto también. Es legítimo que los ciudadanos manifiesten libremente sus opiniones, porque habría que dejar de hablar de una vez por todas de manipulación, son libres para hacer lo que les dé la gana, no son tontos. Pero un país o un proyecto de país es más que eso. O es eso junto con la exigencia a los gobernantes para que gobiernen. Y en Catalunya hace tiempo que parece que solo hay un apunte en la lista de tareas del gobierno y se han olvidado del resto. Y lo peor es que los ciudadanos envueltos en la emoción se han olvidado de exigírselo.