Valls y las amenazas
El primer ministro francés alertó ayer sobre el riesgo de que Francia sufra un ataque terrorista de naturaleza química o bacteriológica. Quizás quiere que los ciudadanos sigan en estado de alerta, pero aún así, anunciar una amenaza de ese tipo puede hacer desbordar demasiado la tensión
Valls y las amenazas
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Madrid
El primer ministro Manuel Valls alertó, en su discurso ante la Asamblea Nacional, sobre el riesgo de que Francia sufra un ataque terrorista de naturaleza química o bacteriológica. No se comprende muy bien el sentido de una advertencia semejante. ¿Piensa el señor Valls distribuir antídotos en los hospitales franceses? ¿Proporcionar máscaras a los ciudadanos? ¿Acaso solo a los agentes de policía? Que se sepa, sus declaraciones no fueron seguidas de ninguna medida concreta. Es posible que haya querido entonces advertir a los ciudadanos para que formen grupos y vigilen los depósitos de agua que abastecen a las ciudades. Pero, según los expertos, eso sería un disparate francamente muy peligroso, así que tampoco debe ser ese el objetivo.
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En fin, el señor Valls debe haber tenido sus motivos. Quizás solo quiere poder decir: “Si pasa algo, ¡yo ya lo advertí!”. Quizás quiere que los ciudadanos franceses sigan en estado de alerta, mantener la tensión bien alta, pero incluso así, anunciar una amenaza química o bacteriológica puede hacer desbordar demasiado esa tensión. Afortunadamente, parece que los franceses no han reaccionado ante ese terrible anuncio; más bien siguen tomando el metro, yendo a trabajar y sentándose en las terrazas a tomar su “demi” o su café. Doloridos y preocupados, mucho, pero sensatos, no dejándose arrastrar por escenarios apocalípticos. Curioso que los ciudadanos franceses hayan demostrado muy rápidamente un mayor temple que sus propios representantes políticos. Siempre queda, pues, la esperanza.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...