Y yo caí enamorado de la distopía juvenil

Madrid

Resumiendo al máximo podríamos decir que la distopía es lo contrario a la utopía, es decir, una visión pesimista de la sociedad del futuro. El término se le atribuye al economista y filósofo británico John Stuart Mill y, curiosamente, es una palabra que todavía no existe en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, aunque está bastante extendida.

Las primeras historias de este tipo aparecieron en la literatura a finales del siglo XIX pero son dos los títulos de referencia que han inspirado a la mayoría de distopías que han venido después: “1984”, la novela de George Orwell de donde sale el concepto ahora tan televisivo de Gran Hermano como el ojo que nos vigila a todos y “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, en la que se describía una sociedad futura globalizada y tecnológica dividida en castas rígidas y predeterminadas. Una sociedad cuya fría organización implicaba el fin del individuo.

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Las distopías literarias encontraron su mejor complemento en el cine. “Metrópolis” de Fritz Lang, estrenada en 1927, es la primera gran película sobre el género. En los años 60 François Truffaut adaptó al cine “Fahrenheit 451”, la novela de Ray Bradbury que mostraba un futuro en el que los libros han sido prohibidos, y en décadas posteriores veríamos otras muchas distopías cinematográficas como “La naranja mecánica”, “Cuando el destino nos alcance”, “1984”, “Brazil”, “Rollerball”, “La isla” o “Demolition man”. Pero sin duda es en los últimos años cuando asistimos a un auténtico boom del género, protagonizado y dirigido esta vez a un público claramente juvenil.

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Pero ¿a qué se debe este auge? ¿tiene que ver con los tiempos que vivimos? Quizá sea porque las generaciones actuales están viendo como el estado del bienestar se va destruyendo poco a poco y ya no confían en un futuro mejor. El cambio climático, las guerras, el terrorismo, la superpoblación, el hambre, la proliferación de armas nucleares y otras muchas causas hace que sea más fácil imaginarse futuros de pesadilla.

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Las últimas distopías cinematográficas provienen de libros que se editan en varios volúmenes y también en el cine se concretan en sagas y trilogías. Todas ellas combinan ciencia-ficción con aventura y romance y están protagonizadas por jóvenes atractivos y voluntariosos. “Los juegos del hambre” ha sido la saga más popular pero hay otras también muy taquilleras como “Divergente”, “El corredor del laberinto” o “El séptimo hijo”. Y no serán las últimas. El cine ha caído enamorado de la distopía juvenil y ya sabemos que Hollywood explota las modas hasta la saciedad, así que en los próximos años asistiremos al estreno de nuevas películas que nos pintarán un futuro de lo más chungo.