La Historia en venta: el negocio bajo el mar
Hacerse con la propiedad del patrimonio cultural sumergido, puede conllevar años de litigio contra gobiernos. El Galeón San José fue descubierto en 1982 y una empresa reclama el 50% de la propiedad
El descubrimiento del Galeón San José, ha resucitado la polémica sobre los derechos del patrimonio marítimo que yace bajo el lecho marino. Son muchas las empresas que se dedican a rastrear los fondos de los mares y océanos para localizar los valiosos restos que otrora transportaban embarcaciones de todos los reinos.
Fue en 1982 cuando se conoció por primera vez la ubicación de este preciado buque. La empresa Glocca Morra, que luego cedería los derechos a la Sea Search Armada, aportó unas coordenadas que luego serían recomprobadas por el gobierno colombiano en 1993, sin éxito. Tras un litigio de diez años que cedía los derechos del patrimonio hallado en un cincuenta por ciento para cada parte y no en tan solo un cinco por ciento tras una actualización del decreto ley que regulaba la participación de los particulares en el hallazgo de tesoros sumergidos. Ahora, y tras varias resoluciones judiciales que dan la razón a la empresa, se abre una nueva disputa entre intereses particulares y gobiernos.
En aguas de Florida, territorio español hasta el siglo XVIII, explora la compañía 1715 Fleet Queen Jewels, cuyo objetivo es “descubrir los restos de los antiguos barcos españoles que operaban en la Ruta de la Plata” y “mostrar algo más de la historia de los antiguos colonos”. El educativo propósito de estos exploradores avanza en paralelo al lucro. El 15 de agosto de este año descubrieron cerca de la costa del sur de Estados Unidos 350 monedas de oro procedentes de un galeón español del siglo XVIII y valoradas en más de 4,5 millones de dólares. Ahora los venden a través de su página web.
Sin embargo, es la compañía norteamericana Odyssey Marine Exploration la más conocida en España. El hallazgo de la fragata "La Mercedes" en el año 2007 en el Atlántico, supuso el comienzo de un litigio entre el Gobierno español en aquel entonces y los cazatesoros estadounidenses. Al margen del valor del hallazgo o, incluso, Odyssey experimentó una subida de un 40% en la bolsa de Nueva York.
La actividad del cazatesoros supone una inversión y tiempo de exploración muy altos que no muchos inversores están dispuestos a soportar. Por ello, Odyssey ha diversificado su negocio, también dirigido a la exploración de zonas ricas en minerales bajo el mar y a la prestación de general de servicios bajo la superficie.