El año termina como empezó: Indefensos

Los usuarios de telefonía se enfrentan a grandes engaños por las grandes compañías. / GETTY

Madrid
En las entrevistas que hice en Ser Consumidor a los portavoces de los principales partidos a mediados de mes, les insistí en si tenían “recetas” para acabar con la indefensión que sufrimos los consumidores. No tanto por falta de leyes o normas como por la complejidad y desconocimiento de nuestros derechos y por las dificultades para llevarlas a la práctica. Nos contaron muchas teorías y buenas voluntades, pero necesitan ser refrendadas por la práctica.
Hay multitud de ejemplos en el día a día de esta indefensión. Estos últimos días llamando a familiares y amigos para zadas en recobros amenazan con todo tipo de artimañas a lo supuestos afectados, incluso en un listado de morosos de forma irregular. Y le ha condenado a pagar al cliente 7.500 euros. Se considera como “presión ilegítima” que le incluyeran en los mismos cuando él ya había iniciado un proceso de arbitraje por su disconformidad con las facturas que le estaba cargando la compañía. Dijo NO a una de más de 500 euros y rápidamente le incluyeron en dos ficheros sin requerirle previamente la deuda y avisarle de que, de no pagar, sería incluido en los mismos.
Finalmente, la Junta Arbitral confirmó la deuda que tenía el usuario, pero el procedimiento de presión utilizado por la compañía es lo que se considera reprobable y por lo que se condena al pago de la indemnización. Es decir, una buena práctica por parte del operador hubiera evitado la multa y habrían cobrado sin problema. Es decir, se extralimitaron claramente, sin esperar a incluirle cuando el consumidor afectado se hubiera negado realmente a pagar la deuda.
Pero el caso es un ejemplo más, porque no es el único –motivo por el que creo que ni viene a cuento nombrar al operador, sí, uno de los grandes – y sucede cada día con otros operadores y otras empresas. Eso sí, “ocultos” y sin solución en el Supremo. Hablo de inclusiones en ficheros de morosos de usuarios que no han sido avisados; que son “fichados” cuando mantienen vías de solución con los servicios de consumo o con la propia compañía; o, lo que es peor, sobre los que hay serias dudas sobre la deuda motivo de la amenaza de inclusión… O lo más vergonzoso: que empresas especializadas en recobros amenacen con todo tipo de artimañas incalificables a lo supuestos afectados, incluso llamando a familiares y amigos, para forzarles a pagar por deudas que no están claras, por falta de información, datos, por su antigüedad… Incluso algunas saldadas.
Y lo más triste: pocos terminan en el Supremo para tratar de defender sus derechos por la vía judicial. Muchos acaban pagando supuestas deudas que no siempre son reales. Acaban “cazados” por las presiones, las llamadas, las cartas y pagan religiosamente.
No, no es fácil pelear contra operadoras de telefonía, compañías de luz o de gas, contra grandes empresas con abogados expertos en el arte del derecho y de sacar tajada de cualquier descuido de un cliente indefenso, desinformado o con falta de tiempo para dedicarse a su defense. De ahí mi firme creencia de que los mecanismos de defensa de los consumidores dejan muchos resquicios para las actuaciones injustas que, llevadas hasta el final, tendrian otro desenlace muy diferente.
Podría citar otros ejemplos, como la cantidad de indemnizaciones que los usuarios de avión nos perdemos cada año. Las compañías saben que pocos denuncian los atropellos de que son víctimas, y que de los que denuncian, muchos no soportan llegar hasta el final. Saben que esa batalla - y ese dinero - lo tienen ganado. Y pasa con casi todo. Y lo saben…
Es decir, este año terminamos como empieza el siguiente. ¿Hasta cuándo? En parte, entre otras cosas, también hasta que nosotros cambiemos de actitud. Ya les digo que los otros, salvo excepciones, no van a cambiar la suya…
Feliz año 2016 a todos.




