Félix Arteaga: "Si el régimen sirio y la oposición están negociando, es porque no cabe victoria militar"
A pesar de las esperanzas que ponía la oposición siria en las conversaciones de Ginebra, ambas partes negocian a través de un mediador y desde diferentes salas
Madrid
La certeza de que no habrá victoria militar posible a corto plazo para ninguna de las dos partes podría ser lo que ha llevado a régimen sirio y oposición a reunirse en Ginebra para iniciar un diálogo. Es la opinión de Félix Arteaga, investigador para la Seguridad y la Defensa del Real Instituto Elcano, que hablaba este fin de semana en los micrófonos de la Cadena Ser. "Después de cinco años de guerra, es evidente que no se va a ganar militarmente, así que no les ha quedado más remedio que buscar otro tipo de vía", explica Arteaga.
Entrevista con Félix Arteaga
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El conflicto sirio ha dejado miles de muertos por inanición y por la guerra en sí. Por eso, el inicio de las conversaciones suponen un respiro y algo de esperanza para la comunidad internacional. Desde Estados Unidos, el secretario de Estado, John Kerry, recordaba a ambas partes lo "histórico" de la negociación y llamaba a no desaprovecharla. No obstante, Arteaga apunta que los rebeldes van con los objetivos claros: "No han querido ir hasta que no se les dio garantías de que pueden conseguir un alto el fuego, un intercambio de prisioneros o ayuda humanitaria. Si no consiguen eso, se retirarán de Ginebra inmediatamente".
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Calma tensa la de este diálogo en busca de la paz por varios factores. Por un lado, el Alto Comité de Negociaciones (ACN), representante de los opositores en Ginebra, no está seguro de las intenciones reales de Baschar Al Assad. Por otro, casi al mismo tiempo que la reunión en Ginebra, dos explosiones en un barrio chií de Damasco dejaban más de 60 muertos y centenares de heridos. El autodenominado Estado Islámico se atribuía el ataque en las redes sociales.
El suceso evidencia la dificultad de las negociaciones; tanto es así que las partes están conversando a través de un mediador de la ONU y ocupan salas distintas, según Arteaga. "Todos entienden que sentarse cara a cara implica una concesión hacia el contrario que ninguna de las dos partes quieren reconocer. Esto pasa en otro tipo de negociaciones donde las partes se enfrentan sólo cuando hay un posible acuerdo viable, pero mientras les interese más salvar la cara frente a la población, será difícil hacerles coincidir en la misma mesa". El investigador recuerda que es común ver a radicales de uno y otro bando intentando boicotear los acercamientos; pero incide: "La situación sobre el terreno es muy complicada; es muy difícil que en los seis meses de diálogo se pueda sacar algo más allá de lo estrictamente humanitario".