Lo que importa no es la belleza

Madrid

Pablo Iglesias es joven y tiene una idea un poco distorsionada del pasado. Dice que en la historia reciente de España jamás una fuerza política recibió tantos ataques como Podemos. Debía ser un niño cuando saltó por los aires UCD, atacada en todas direcciones. Y un jovencito cuando se montó una enorme operación mediática para sacar a los socialistas del Gobierno. Pero el que en aquella época no leyera periódicos no debe ser excusa para que ignore la historia de su país. Podemos es objeto de ataques, seguro, pero en la historia reciente de España hay muchos ejemplos de ataques bastante más duros.

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La carta que Pablo Iglesias dirigió ayer a sus militantes bajo el título 'Defender la belleza' resume bien los argumentos que utilizó en el Congreso para oponerse a la investidura de Pedro Sánchez. Se puede estar de acuerdo o no con esos argumentos. Pero lo que resulta difícil de compartir es su rotunda y reiterada afirmación de que Podemos nació para devolver la dignidad al pueblo. Es decir, a los españoles. Porque, que se sepa, los españoles no hemos perdido la dignidad. No hemos dejado de tener un comportamiento digno.

Necesitamos que se nos devuelva el sueldo perdido, por ejemplo. O el empleo fijo no precario. Pero la dignidad del ser humano no es un atributo que reparta Podemos ni ningún partido.

Es posible que Iglesias se haya emocionado escribiendo su carta sobre la belleza en la mirada de sus compañeros. Pero alguien debería aconsejarle que lea más poesía. Leyendo poesía se aprende a huir de la cursilería. Y se equivoca Iglesias si cree que los adversarios de Podemos no pueden soportar la belleza del brillo de su mirada.

Es más, es casi seguro que tienen más ganas de combatir su programa económico que sus brillos, sus abrazos y sus besos que, desengáñese señor Iglesias, lo más probable es que les importe un rábano.