La debilidad de Europa y las lágrimas de Mogherini

Madrid

Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión, no pudo contener el otro día las lágrimas cuando comentaba en una conferencia de prensa el atentado que acababa de ocurrir en Bruselas y asociaba el dolor de la capital europea con el dolor de otros millones de personas en Oriente Medio que sufren violencias parecidas si no mayores y que ella conoce muy bien.

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La reacción de la señora Mogherini ha provocado todo tipo de críticas. Se reprocha, sobre todo, que la responsable de Exteriores de la Unión Europea no diera una imagen de firmeza, de dureza, y que sus lágrimas pudieran transmitir la idea de la debilidad de Europa. Es curioso que alguien pueda creer que los terroristas de Daesh, o sus dirigentes, son tan poco inteligentes como para no darse cuenta de dónde reside la fragilidad de Europa. Desde luego no en las lágrimas de Federica Mogherini, sino en la evidente falta de unidad y de acuerdo con que los duros dirigentes de la Unión Europea se manifiestan cada día.

Si esos dirigentes —tan masculinos, fuertes e incapaces de llorar ante una desgracia— fueran más capaces de defender la idea de Europa, en lugar de destrozarla con sus continuas rencillas, quizás la Unión Europea dispusiera de más prestigio. Además, George W. Bush, el presidente norteamericano, fue también propenso a las lágrimas, pero a nadie se lo ocurrió pensar que daba una imagen de debilidad de Estados Unidos. ¿Por qué el caso de la señora Mogherini ha sido recibido de manera tan distinta? ¿Se les ocurre alguna razón?

Llorar no es la respuesta

<p><span>Manuel Jabois nos trae su reflexión sobre las lágrimas de la responsable de exteriores de la UE, Federica Mogherini, al referirse a los atentados de Bruselas</span></p>