Otro Casillas
Anoche en El Larguero escuché a un Iker Casillas más convencido de su nuevo rol, pero muy firme en sus respuestas. No es que venga de vuelta, es que ahora sabe que se ha ido

Madrid
Anoche estuvo Iker Casillas en El Larguero. Vengo observando cómo hemos pasado de contemplar sus milagrosas paradas —que no hace tanto nos ponían repetidas una y mil veces en los telediarios— a las cantadas o fallos —que también ahora nos repiten en unos sitios más que en otros cuando se producen—.


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Le noté a Iker anestesiado contra todas esas críticas que cada uno con su razón explican sus dudas en el actual Casillas. Anoche me reconoció que De Gea es el presente y él ya está casi en el pasado, aunque no va a renunciar a intentar jugar la Eurocopa. Pero decía Iker que sería feliz simplemente si le convocan y que después decida el seleccionador.
Me dijo que el momento de su despedida lo va a elegir él. Escuché a otro Casillas, más convencido de su nuevo rol, pero muy firme en sus respuestas. No es que venga de vuelta, es que ahora sabe que se ha ido. Pero se ha ido del Madrid, del fútbol no se fue y en la selección aún sigue. Los que se han ido definitivamente son el coro de aduladores que tan empalagosamente le adulaban.




