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LO MONSTRUOSO

Creamos monstruos para combatir nuestros temores

¿Qué función cumplen estos seres? ¿Quién los crea y para qué? SilviaHernández, investigadora de la letra capitular en manuscritos miniados medievales, describe el panorama monstruoso a lo largo de la Historia.

Madrid

Cada monstruo lleva un humano dentro porque cada humano lleva su monstruo dentro. El Monstruo, parte de nuestro imaginario más colectivo, proyecta en su propia creación los miedos de la humanidad, personaliza y pone cuerpo a todo aquello que es exceso de temor, todo lo que sería demasiado para asimilar. “Es mucho peor la oscuridad, es mucho peor el no saber”.

En este Elementos del Miedo, Silvia Hernández, profesora de diseño gráfico en la Universidad de Zaragoza e investigadora de la construcción de la letra en los manuscritos miniados medievales, nos guía por el complejo camino de la simbología del monstruo. Cómo se construye, por qué. De qué nos salvamos cuando inventamos un monstruo.

“El monstruo da cuerpo a los miedos. Necesitamos dar cuerpo a esa sombra que vemos en la oscuridad, necesitamos materializarlo para poder enfrentarnos a ello”.

Pero el monstruo tiene también su parte “humana”. A lo largo de la historia, especialmente desde la Edad Media, el monstruo (que devora, que descuartiza, que no conoce la compasión) se ha utilizado como un elemento de poder y de control, un “si no eres bueno vendrá el Coco y te comerá” a escala histórica y mundial. El monstruo limita, persuade del viaje, de la sed de conocimiento y de apertura, facilita un control y otorga de paso a la autoridad un poder de protección del ciudadano. “Si te quedas aquí, si sigues las leyes, el monstruo no te devorará”.

En la Edad Media, época dorada del Monstruo, la figura sirvió también para justificar el rechazo social a la propia deformidad humana y a la enfermedad, íntimamente ligada a la muerte en una época de grandes hambrunas e ínfimas condiciones.

A día de hoy, el monstruo ha cambiado, se ha ablandado y se ha asimilado. Los monstruos que nos asustan hoy ya no viven en el plano físico: han dado el salto al plano mental. Hoy son los seres humanos los que asustan, sus mentes y el hecho de no poder llegar a conocer nunca lo que en ellas ocurre. La posibilidad de un vecino psicópata, la sombra de un posible violador en plena madrugada… Silvia Hernández deja claro que los monstruos actuales ya no son seres del inframundo: habitan entre nosotros. De hecho, podemos ser nosotros.

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