Un hombre feliz
"Rajoy se las ha arreglado para ignorar las acusaciones de corrupción en su partido y se siente tan fresco como un lenguado recién pescado dispuesto a encabezar una nueva campaña"

Madrid
La convocatoria de nuevas elecciones no se firmará hasta el próximo día dos, pero ayer ya quedó claro que no hay ningún candidato con suficiente apoyo parlamentario como para acudir a una nueva investidura. Así que, elecciones a finales de junio y desde ahora y hasta entonces, campaña primero informal y luego formal.


Más información
De hecho, las conferencias de prensa que celebraron ayer los líderes de los cuatro partidos con mayor representación fueron eso, simples actos de campaña adelantada. Eso sí, nos esperan unas semanas realmente extrañas. Unas semanas en las que si Mariano Rajoy reproduce su tono de ayer, parecerá que se está apuntando el éxito de que no haya habido gobierno. Ya lo dije yo el primer día, o el PSOE me votaba a mi o no habría mayoría. Y lo increíble es que ha tenido razón.
Los hechos han demostrado que no había una mayoría parlamentaria posible capaz de echarle a él de la presidencia. Ahí está, cuatro meses en funciones y tan contento. Mariano Rajoy tiene ahora una segunda oportunidad y ayer parecía estar disfrutándolo. No es para menos. Rajoy se las ha arreglado para hacer algo dificilísimo, se hubiera dicho que casi imposible en la política moderna: ha ignorado totalmente las acusaciones de corrupción sistemática en la financiación de su partido y se siente tan fresco como un lenguado recién pescado dispuesto a encabezar una nueva campaña. Nada de ansiedad, proclamó. ¿Acaso ha pasado algo que deba provocarme angustia o temor? ¿Alguien ha oído algo que deba agitarme? Rajoy no sabe nada ni ha oído nada que le pueda desasosegar. Así que ni ansiedad, ni congoja, ni falta de quietud. Rajoy parecía ayer verdaderamente feliz.

Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...




