TTIP

Madrid

El aspecto más cruel de esta guerra a la que sus culpables llaman crisis, es la deslealtad de unos gobernantes –y no hablo sólo de los españoles- que trabajan para el enemigo contra los intereses de sus propios ciudadanos. Si alguien lo dudaba, la situación creada por la filtración de las negociaciones del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones, más conocido como TTIP, aporta una prueba clamorosa.

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Hace ya muchos años que organizaciones civiles, como ATTAC y Greenpeace, alertan sobre un tratado que implica una agresión sin precedentes contra la soberanía de las democracias. Por citar sólo un aspecto, el TTIP concedería a cualquier multinacional en conflicto con un estado soberano, la posibilidad de esquivar a los tribunales de ese país y escoger su propio tribunal del arbitraje. Por eso era tan importante el secreto de unas negociaciones destinadas a crear un hecho consumado. Hemos firmado el TTIP y ahora os lo tragáis.

Durante años nadie prestó atención a una campaña que se descalificaba como propia de perroflautas y anticapitalistas mugrientos. Pero el jefe del equipo negociador de la Unión Europea ha reconocido ya que la filtración de las condiciones del TTIP lo llevan a una vía muerta. En otras palabras, la luz conduce al fin de un tratado tan tenebroso que sólo podría haberse aprobado en la oscuridad. Deberíamos pensar sobre esto más y mejor que sobre la repetición de elecciones. Porque el TTIP habría convertido a cualquier gobierno en un pelele sin poder alguno, con independencia del pacto que le hubiera dado lugar.