La extrema derecha europea es mujer (y la oposición también)
Los partidos de ultraderecha están liderados por mujeres; a ellos se han enfrentado directamente ciudadanas anónimas convertidas en símbolos de lucha contra el extremismo
Madrid
En Centroeuropa, los países nórdicos y los Balcanes la extrema derecha se ha convertido en una opción jugosa a tener en cuenta, dado el desgaste de las formaciones tradicionales en asuntos candentes como el empleo o la crisis de los refugiados. Tanto que, en algunos casos, monopolizan el gobierno o entregan la vara del mando a unos u otros. Aunque cada uno tenga su propia orientación, les une el rechazo a la inmigración y al Islam, y el euroescepticismo. La novedad: las caras femeninas empiezan a verse más que las masculinas.
Alemania: Frauke Petry (Alternativa para Alemania)
Frauke Petry enarboló una posición centrada en apoyar el uso de las armas contra la inmigración y en disciplinar al sur de Europa. El partido evolucionó tanto desde su eurofobia que el líder de la formación acabó fuera de las filas porque Petry lo consideraba "poco derechista". Ahora, la líder es ella y la crisis de los refugiados le ha proporcionado el espaldarazo necesario para optar a la entrada en el Bundestag. Con pésimas relaciones con la prensa, Petry accedió a aparecer en una publicación del corazón coincidiendo con las elecciones regionales en marzo.
Austria: Barbara Rosenkranz (Partido de la Libertad)
El domingo, 22 de mayo, se celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Austria. En la primera, el partido ya se proclamó vencedor. Y los demócratas tiemblan ante la 'Mutterreich' (la madre de la República), la responsable del aumento de fuerza de la formación después de la muerte de su fundador. Rosenzkranz sugirió que las leyes contra el nazismo deberían ser abolidas. También se pronunció contra la normativa que declara ilegal negar la existencia del Holocausto. Su marido es un exmiembro de un ilegalizado partido neonazi.
Bélgica: Anke van Dermeersch (Vlaams Belang)
Algunos sectores de su partido, entre ellos ella misma, se han declarado a favor del Apartheit de Sudáfrica, así como de la independencia flamenca y de los valores tradicionales de la familia y el catolicismo como religión superior a las demás (sobre todo, al Islam). Fue Miss Bélgica en 1992 y recientemente prestó sus piernas para una campaña contra el uso del burka en el Islam; en ella, escenificaba los castigos y calificativos que una mujer musulmana merecería según el largo (o corto) de su indumentaria.
Francia: Marine Le Pen (Frente Nacional)
Sin duda, la cara más conocida de la ultraderecha europea y la que ha llevado la ideología más allá de las fronteras hasta crear alianzas con partidos semejantes (cuyos líderes son hombres). Actual presidenta del Frente Nacional, expulsó a su padre de las filas. Tanto ellos dos como la formación han estado envueltos en polémica por las declaraciones lanzadas contra la homosexualidad y lo extranjero. Le Pen hija dejó de tener inmunidad parlamentaria al comparar el uso de espacios públicos para rezar por parte de musulmanes (algo prohibido por la laicidad de Francia) con la ocupación del país por la Alemania nazi.
Noruega: Siv Jensen (Partido del Progreso)
Considerada la Margareth Tatcher noruega, Siv Jensen es conocida en Escandinavia por su pragmatismo. Apoya abiertamente a Israel, se manifiesta en contra de la entrada de Turquía en la UE y ejemplificó el fracaso de las políticas de integración citando a la ciudad de Malmö (Suecia), con una tasa del 29% de inmigración y duros enfrentamientos con la policía. El gobierno sueco le pidió no generalizar e invitó a Jensen a que comprobase personalmente la situación de la ciudad. Ella no asistió.
Polonia: Beata Szydlo (Ley y Justicia)
Ley y Justicia se ha declarado contrario al aborto, a la homosexualidad y ha establecido la religión católica como referente para la sociedad. Acusó a los refugiados de traer enfermedades como el cólera y se aseguró el control del poder judicial y de varios medios de comunicación. El extremismo de su líder, Jaroslaw Kaczýnski, no da buenas vibraciones ni a ciudadanos ni a políticos; es por eso que Beata Szydlo es considerada la "pantalla amable" de sus políticas y el instrumento de Kaczýnski para llegar a cuantos más nichos de población, mejor.
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