Una final que podemos ganar o perder todos

Madrid

A estas horas, miles de aficionados al fútbol se disponen a emprender viaje en autobús hacia Milán para presenciar la final del sábado en San Siro entre el Madrid y el Atleti. Otros tantos lo harán mañana en avión. Pero estoy pensando en esos miles que se desplazan ahora en autobús, en el que van a dormir su sueño de la ilusión de ida y el de la desilusión de la vuelta. Porque la ilusión de unos será la desilusión de vuelta en los otros.

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Los futbolistas del Madrid y del Atleti van a disputar una final que verá medio mundo en televisión, pero estos 40.000 seguidores que van a viajar a Milán van a jugar otra final que también tendrá otra gran trascendencia: su comportamiento por las calles, en el estadio, su proceder cuando ganen o pierdan, y también antes, va a ser la imagen que quede en la ciudad de lo que somos aquí. De cómo somos y de cómo nos comportamos. Y esa final que se juega fuera del terreno de juego es más importante que la que se juega en el césped.

En el campo, en el césped, va a ganar un solo equipo. Pero fuera del campo, la imagen que dejemos, nos va a hacer ganar o perder a todos.