Sentir los colores
A Piqué no se le perdona algo que nos pasa a muchos: que no pasemos el examen de la patria y no juremos bandera a gritos

Palmeras salvajes: 'Sentir los colores'
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Madrid
En cualquier disciplina deportiva para ser bueno no hace falta sentir, hace falta saber jugar. A Piqué no se le perdona algo que nos pasa a muchos: que no pasemos el examen de la patria y no juremos bandera a gritos. Hay jugadores a los que no se les valora la calidad sino el sentimiento. Es una injerencia íntima que además no tiene respuesta pública. Si ves un partido de fútbol de la selección española, ¿hay forma de saber quién está jugando sintiendo los colores y quién no? Es mucho más fácil saber quién está jugando bien o mal; es imposible detectar quién lo está haciendo en comisión de servicios a la patria y quién no.

Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER

Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER
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Esa frase de sentir los colores es muy típica. Es algo que tiene una función: pone cachondos a los aficionados. A mí, que soy madridista muy por delante de la selección, me gusta que un jugador bese el escudo, pero me gusta más que uno que no lo bese marque tres goles. Nos hacen felices las victorias, no las exhibiciones de fe. Lo otro es retórica, combustible populista.
El debate es viejo. Francia ganó el Mundial con media plantilla sin cantar el himno, porque no les daba la gana o porque no se lo sabían. A los únicos que molestaba era a los iluminados de Le Pen. Piqué defiende el derecho a decidir de Cataluña, y como él la mitad de la alineación titular de España en Sudáfrica. El aficionado no puede elegir que los jugadores que ganan los partidos piensen como él, incluso en algo que atañe al propio equipo. Se puede juzgar si jugó bien o mal, no se puede juzgar lo que uno sienta o deje de sentir si eso no interfiere en el juego. Es obvio que en Piqué no ha interferido en el campo: ha ganado dos Eurocopas y un Mundial. Sus goles, para los patriotas pata negra, provocan colas en el baño: allí se van los aficionados con el rictus serio a celebrar, encerrados y sin que nadie les vea, un gol que en el fondo siempre, siempre, les hace feliz.

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...




