En España no hay 'brexit'

Madrid
Siempre sentí un gran respeto por Gran Bretaña que representaba para mí el máximo nivel de civilización. Los hooligans futbolísticos, los borrachos que llegan en aluvión a nuestra Costa Brava me parecían tristes excepciones a una regla general de buen juicio. Una rareza más como la yarda, el penique, el galón o como conducir por la izquierda, pero nada que pudiera ensombrecer a Churchill. Pero llegó el brexit y vimos que la Gran Bretaña se hacía pequeña, el Reino Unido se deshilachaba y la caricatura de los Roper, lo más rancio y lo más cateto, se había apoderado del país.


A punto estaba de tirar a la basura mi viejo respeto por la Gran Bretaña cuando dos cosas me recordaron el alto nivel democrático en el que se mueven: el rápido relevo de David Cameron por Teresa May que mañana ya ocupará el 10 de Downing Street para no prorrogar las interinidades en tiempos muy difíciles, y el informe Chilcott que investigó sin clemencia el papel de Tony Blair en la guerra de Irak. Me dieron envidia porque a nosotros estas dos cosas no nos pasan: las fragilidades institucionales nos importan un pimiento y respecto al pasado somos el paraíso de la desmemoria y de la impunidad selectiva. Irak, a parte de Aznar, que como ya sabemos solo se habla con los dioses, qué han hecho los demás que aquél 3 de marzo de 2003, aquellos 183 parlamentarios del PP que aclamaron entre risotadas la propuesta de Aznar de avalar la misión. Uno de ellos era Rajoy vicepreisdnete
Lo hemos olvidado. Y a pesar de la catástrofe que ocurrió tras la invasión de Irak, ninguno de esos 183 ha mostrado nunca el menor sonrojo ni el menor síntoma de incomodidad. Lo malo es que no encontramos la manera de salir de esta España institucionalmente insensible y desmemorida. Nosotros mismos no podemos escapar. Aquí no hay Brexit.




