Y, por fin, llegó el divorcio
España e Irlanda eran los únicos países europeos en los que NO se permitía el divorcio. Hasta que al estrenar el verano de 1981 se legalizó el divorcio en nuestro país.
Madrid
En junio de 1981, mientras “Status Quo” sonaba como número 1 de los 40 principales, España e Irlanda eran los únicos países europeos en los que NO se permitía el divorcio. Pero eso iba a cambiar el primer día de ese verano. En el congreso de los Diputados, el 22 de junio, el ministro Francisco Fernández Ordoñez, defendía la aprobación de la ley del divorcio. Con 102 votos a favor, 22 en contra y 117 abstenciones ese mismo día se legalizó el divorcio en nuestro país.
El camino NO había sido nada fácil para un ministro, al que se le había echado encima la Iglesia y una parte importante de los dirigentes y votantes de su propio partido, la UCD.
El divorcio llegó un verano
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El clima de rechazo que se vivió entonces por parte de los que se resistían a sacar a España del blanco y negro, lo recuerda muy bien Ana María Pérez del Campo, la entonces presidenta de la Federación de Mujeres Separadas. Durante semanas visitó el despacho del ministro para sacar adelante una ley que se convirtió en el primer gran logro social de la democracia.
Fue ese mismo verano, en el mes de septiembre, cuando un juzgado de Santander dictó la primera sentencia de divorcio en España.