El ‘Chamberlain’ de Peña Nieto

Madrid

Me están encantando las lecturas que se están haciendo en México de la visita de Donald Trump, invitado por el exquisito presidente de ese país, Peña Nieto. Al final siempre tienen más repercusión las acciones de un tonto que las de un malvado. Principalmente porque al tonto le pueden hacer presidente, como ocurrió en México, y al malvado no, como va a pasar en Estados Unidos.

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Por poner en antecedentes, Trump ha insultado en distintas ocasiones a los mexicanos, ha anunciado deportaciones masivas y sobre todo ha dicho que construirá un muro gigante en toda la frontera. Lo construirá él, personalmente. A veces da la impresión de que sólo quiere ser presidente porque soñó ese muro. Torrente Ballester decía que Franco hizo una guerra civil para poder pasearse por el centro de Ferrol vestido de almirante, porque aquello era lo más, y Trump quiere ganar unas elecciones en Estados Unidos por una cuestión de ingeniería. Pero fíjense lo peligroso que es, pese a su simplismo y su fanfarronería, que el presidente de México quiso acercarlo, quiso invitarlo, quiso escucharlo, y allá fue Donald Trump a reírse de él. No se disculpó, y cuando se marchó del país se metió en un mitin de esos suyos, en los que al público a veces sólo le falta el brazalete, y dijo que México no sólo estaría separado de Estados Unidos por un muro, sino que el muro lo pagarían los mexicanos. “No lo saben todavía”, dijo Trump, en la enésima humillación: tratarlos de tontos.

El presidente de México ha hecho un 'Chamberlain'. Un extraño movimiento de pacificación con alguien que no circula por el carril de la política sino de otra cosa. Prueba de ello fue la respuesta de Peña Nieto a Trump cuando Trump insistió, ya en Estados Unidos, con lo del muro. “México no pagará el muro”, dijo el presidente mexicano. Le habrá parecido contundente y todo. “No pagará la alambrada”, pudo haber dicho. O “no pagaremos el gas”, en tono ya paródico. Es que no va a haber muro, señor presidente mexicano. Si a usted le importa quién lo va a pagar tiene un gran problema. Como si lo paga Marte: no va a haber muro, no puede haber muro.