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EL VALLE DE LA MUERTE

Un viaje a un mundo desconocido

Si la muerte es un hecho totalmente desconocido y enigmático para el ser humano, la muerte en la sociedad íbera es aún más recóndita si cabe. Un viaje al más allá desde una cultura, que aunque poco a poco vamos conociendo más de ella, sigue generando muchas preguntas sin resolver.

Interior de la Cámara Sepulcral de Toya en Peal de Becerro (Jaén)

Madrid

Tanto el hombre como la mujer íbera, tenían muy claro que su vida en este mundo era una etapa más en nuestro devenir para alcanzar la eternidad. La muerte, por tanto, es un punto y seguido, no un punto final. Por ello, a la hora de enterrarse, deben hacerlo meticulosamente, siguiendo al pie de la letra todo el ceremonial funerario, para caminar por el más allá como corresponde. Llevándose consigo mismo, todo un ajuar que les identifique en el inframundo y que les ayude a mantener el estatus que habían adquirido en vida.

SER Historia: El mundo funerario ibero (16/10/2016)

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Toda investigación histórica que se precie, necesita de todas las fuentes que existan para acercarnos la historia de la forma más precisa posible. En la protohistoria, tenemos la suerte de contar con dos fuentes básicas: las fuentes escritas y la arqueología. La primera de ellas, son fuentes que provienen en su mayoría de escritores latinos por lo que tienen dos elementos con los que hay que contar: por un lado, la subjetividad de los mismos al escribir para Roma, con el afán de conquista que ello conlleva. Y por otro lado, son fuentes que se escriben entre el siglo II a.C. y I d.C., muy posterior a lo que consideramos como la etapa clásica de la sociedad ibera, entre los siglos VI-IV a.C.

Curiosamente, el estudio de la muerte en la sociedad ibera está arrojando luz sobre las características que definen la vida cotidiana de iberos e iberas. En la provincia de Jaén, siendo el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén su mayor representante, se ha podido realizar una profunda investigación sobre esta temática. Gracias a numerosas intervenciones arqueológicas, tanto excavaciones arqueológicas dentro de las necrópolis ibéricas como estudios de paisaje entorno a las ciudades, han dado como resultado un esbozo definido de dicha sociedad.

Y no sólo por las investigaciones anteriormente mencionadas, sino por el potencial de patrimonio arqueológico ibérico con el que cuenta Jaén, que nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para iluminar a una sociedad, que ha estado muy denostada hasta la actualidad. Y dentro de ese patrimonio, el Valle de la Muerte se ha convertido en referente para acercarnos al más allá de la sociedad ibera. Un valle definido geográficamente por el río Guadiana Menor y abarcando las provincias de Jaén y Granada, contando con las principales necrópolis ibéricas de la Península Ibérica.

Este viaje hacia la eternidad podemos empezarlo en el Hipogeo de Hornos y Cámara de Toya pertenecientes al territorio de Tugia (Peal de Becerro, Jaén) donde estas dos tumbas nos ofrecen una visión de la evolución que sufre la sociedad ibera debido a su propio desarrollo y a las influencias que recibe de los pueblos del mar (fenicios y griegos). Castellones de Ceal (Hinojares, Jaén), un oppidum y necrópolis de la etapa plena íbera, posiblemente creado por habitantes de Tugia en el siglo IV a.C.

Ya en la provincia de Granada, encontramos las necrópolis de Basti (Baza) y de Tutugi (Galera). Espacios funerarios que plasman de forma precisa cómo vivían sus habitantes y sobre todo, cómo sentían la muerte. Una vez que hablamos de estos yacimientos, tenemos que hacer mención, si o si, a la presencia femenina en las mismas. La Dama de Baza es un referente a la hora de conocer el papel de la mujer en la sociedad ibera, marcando en este caso, el epicentro de todos los enterramientos que allí se realizan. En Tutugi, dentro del túmulo 20, se documentó la Dama de Galera, siendo definida como un elemento sacralizado que se usa para los ritos y con influencias fenicias en su elaboración. Como vemos, cada vez se hace más necesario el estudio de las mujeres en la historia para establecer las características precisas de estas poblaciones.

Este breve recorrido sólo nos sirve para comenzar a ver con otros ojos a los íberos e íberas. Una sociedad compleja, llena de matices según su geografía o sus influencias, de la que empezamos a saber pero que aún estamos lejos de conocerla igual que otras grupos sociales como Roma. Sirvan pues estas palabras para infundir la curiosidad necesaria para acercar los íberos antepasados a los “íberos e íberas” actuales.

 
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