¿De verdad que es un problema de aritmética?

Madrid

Hay ocasiones –muchas, muchísimas, y desde luego siempre más de las convenientes- en que hay que hacer grandes ejercicios de comprensión y repetir con paciencia el conocido ejercicio de respirar hondo –un, dos, expulsar el aire- para no soltar la risa ante el espectáculo que nos proporcionan los políticos.

Les pongo un ejemplo: ¿Cómo aguantar la carcajada ante un presunto delincuente como Pablo Crespo, el segundo de la Gürtel, acusando a Rubalcaba de hacer un montaje? ¡Pero hombre, si hasta su jefe ha contado con pelos y señales los cohechos, las mordidas y toda clase de fullerías que han estado desarrollando durante años con otros hampones, manilargos y tragacarteras, todos ellos prohombres del PP!

Tampoco está mal el espectáculo de los socialistas, que no discuten sobre el hecho, patente, incuestionable, de permitir a Rajoy, el jefe de los anteriores, que nos gobierne durante cuatro años más, no. Se pelean, criaturas, por si son once, veinte o cien los que hacen el numerito de cantar la gallina en el Parlamento.

¡Qué suspense, vive dios! ¿Qué votarán los catalanes? ¿Serán capaces de enfrentarse al tronante Fernández Vara, castigo de herejes? No sabe este Ojo por qué tienen problemas los diputados del PSOE, si siempre contarán con el liderazgo y la guía de Antonio Hernando, hoy sí, anteayer no y mañana ya veremos. Hagan como él y ya está. Fácil.