Una batalla política interesante

Madrid

Una de las batallas políticas más interesantes es la que se desarrolla a propósito de los presupuestos del ayuntamiento de Madrid, porque enfrenta dos maneras muy distintas de actuar frente a la realidad. Dos enfoques políticos distintos, con consecuencias diferentes para los ciudadanos. 

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La idea es la siguiente: la Ley de Estabilidad Presupuestaria aprobada por el gobierno del Partido Popular obliga a los ayuntamientos a dedicar todo su superávit a reducir deuda. Todo el dinero que ahorra un ayuntamiento, por ejemplo, por buena gestión tiene que ser empleado en pagar a los deudores, aunque las condiciones con las que se contrató esa deuda permitan satisfacerla a un ritmo menos acelerado. Esa es la posición política del Gobierno.

La del Ayuntamiento de Madrid, la de su alcaldesa Manuela Carmena y su concejal de Hacienda, Carlos Sánchez Mato, es diferente. Por supuesto admiten que hay que pagar las deudas. De hecho, calculan que a finales de 2016 la habrán reducido en un 32% respecto a la cifra que recibieron cuando llegaron al ayuntamiento. Pero la ciudad de Madrid necesita inversión en educación, cultura, infraestructuras y soportes sociales y el actual equipo directivo pretende aumentar las cantidades dedicadas a esos capítulos y solo es posible dedicando parte de su superávit a ello.

El ministerio de Hacienda amenaza con inhabilitar al concejal de Hacienda y se supone que a la propia alcaldesa, si no hacen lo que se les ordena. La cuestión es que el tiempo favorece a Carmena y Sánchez Mato porque cuando esa discrepancia pueda cuantificarse en muchos millones, en decir cuando se liquiden los presupuestos de 2017, estaremos ya en 2018. Y para entonces las nuevas elecciones municipales estarán ya al alcance de la mano.