¿Y si hubiera sido Bernie Sanders?

Madrid

Llegó el gran día: las elecciones estadounidenses estarán en marcha en unas pocas horas. Sobre la una de la madrugada, hora española, se sabrán ya los resultados en algunos estados dudosos, como Florida o Virginia; a las dos, sabremos qué ha pasado en el importante estado de Pensilvania y a las tres, caerán los datos de Nebraska, Minnesota, Texas o Wisconsin. Para las cuatro de la madrugada, siempre hora española, con los resultados de Iowa, Nevada o Kansas, las cosas podrían estar ya claras: Hillary Clinton o Donald Trump.

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Las encuestas dan una ligera ventaja a Hillary Clinton, pero no lo suficiente como para que medio mundo no esté en éstos momentos conteniendo la respiración. Las cosas están mal en muchas zonas del planeta y nadie piensa que con Hillary Clinton vayan a mejorar, pero lo que sí cree ese medio mundo es que todo puede ir a peor, muy a peor, muy rápidamente, si gana Trump. Decenas de analistas han explicado ya quienes son los norteamericanos que votan a Donald Trump y por qué lo hacen. Son los perdedores de la gran globalización, los millones de norteamericanos blancos, con poca formación y empobrecidos que no comprenden qué les ha pasado y que están dispuestos a seguir a ciegas y sin preguntar nada a cualquiera que les prometa, sin más, el regreso del gran sueño americano.

No sirve de mucho echar la mirada atrás, pero quizás sea sensato preguntarse cómo hubiera sido esta campaña si en lugar de Hillary Clinton, que es la persona que más identifican los norteamericanos con el stablishment y el poder, si el candidato demócrata que se hubiera opuesto a Trump hubiera sido Bernie Sanders, un político peculiar, muy alejado de todo ese entramado político-financiero que ha cambiado la vida de Estados Unidos hasta hacerle irreconocible para muchos de sus habitantes. Quizás Sanders hubiera llegado a este día con una diferencia bastante más pronunciada que la que tiene Clinton.