Hermética y evanescente, pero sobre todo muy lánguida. Marion Cotillard ha pasado por Madrid para presentar Aliados y ha sido la única que ha hecho entrevistas, en las que todos los periodistas eran advertidos de que no se aceptaban preguntas personales. Brad Pitt – tras su sonado divorcio con Angelina Jolie en septiembre- no se ha puesto delante de los micrófonos. Pitt tan solo se ha comprometido a pisar la alfombra roja del estreno en la Gran Vía y contestar a las preguntas de un periodista de la distribuidora. Únicamente los fotógrafos están acreditados a esta comparecencia. Y las imágenes de televisión serán distribuidas este miércoles por la mañana, tras el visto bueno de Paramount. Todo para que nadie le pregunte por su separación. En cambio, Marion Cotillard ha hecho el trabajo completo. Con el embarazo ya avanzado de su matrimonio con Guillaume Canet, que anunció en septiembre tras desmentir enérgicamente toda relación con Pitt, y con una serenidad majestuosa, la actriz francesa ha pasado la tarde encerrada en un hotel madrileño dando entrevistas de siete minutos. Cotillard se ha ceñido al guion de la promoción, desviando todas las preguntas a la película dirigida por Robert Zemeckis. Ha alabado a Brad Pitt por pasarse meses estudiando francés para componer el personaje de militar canadiense que interpreta: “Admiro y respeto a Brad porque siempre corre riesgos. Por ejemplo, para un actor tan guapo como él, me impresionó su papel en 12 Monos. Es un actor que explora mucho. En esta película muestra una parte muy íntima y emocional. Me interesa mucho su carrera porque que nunca ha dejado de explorar nuevos caminos”. Por no entrar, ni siquiera ha querido hacer comparaciones con el clima de tensión política internacional tras la victoria de Trump y el auge del partido xenófobo francés de Marine Le Pen: “Hay algunas personas que nos empujan a la división y utilizan una estrategia muy sencillas: manipular a la gente a través del miedo. Pero también hay personas que trabajan en la dirección opuesta y hacen cosas maravillosas. Yo me quedo con éstas”. Amable, pero ya cansada de hacer la promoción de una película que ya quedará siempre ligada al divorcio de Brangelina, Marion Cotillard ha lucido elegante belleza francesa. Y una sonrisa que delataba hartazgo.