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La llamada de la historia

José Hernández, autor de Martín Fierro

Llamada de la historia: José Hernández

Llamada de la historia: José Hernández

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Madrid

Estuve al cuidado de mis tíos y de mis abuelos mientras mis padres viajaban y cuidaban el campo que tenían en otros puntos del país. Estudié en el Liceo, y recibí buenas clases pero finalmente, debido a problemas de salud y también a la muerte de mi madre, casi todo lo que aprendí lo hice yo mismo. Un autodidacta, ya saben cómo funciona esto.

El médico me recetó cambio de clima y al trasladarme a las pampas de la provincia de Buenos Aires entré en contacto con los gauchos: aprendí a montar a caballo, aprendí la importancia de la vida rural, aprendí las raíces.

Cuando creé mi propia familia no me quedé atrás: una mujer y ocho hijos. Y al regresar a Buenos Aires, participé en las luchas políticas que dividieron al país tras la caída de Juan Manuel de Rosas. Pasada mi época en el ejército, obtuve el cargo de oficial de contaduría y taquígrafo del Senado. De ahí, directo al mundo del periodismo. Por eso en mis biografías siempre hay más de una línea de definición: poeta, político, periodista y militar. Un variado.

Llegué a fundar un periódico tras trabajar en varios, aunque tuvo una vida más bien efímera.

Entre 1852 y 1872 defendí la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales, establecidas en Buenos Aires. Participé en la última rebelión gaucha, la de López Jordán, un desdichado movimiento que finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y mi exilio.

La política seguía inmiscuida en mi vida y llegó el exilio a Brasil donde pude empezar a componer la obra por la que me hice conocido. La obra por la que pasé a la historia, ya que la historia no quiso que mi trayectoria política fuera suficientemente relevante.

Aunque yo era criollo en realidad, defendí con la palabra al pueblo, al país en desarrollo por aquel entonces...esta poesía en defensa de los gauchos tenía ya nombre cuando yo empecé a escribir, y no hice más que plasmar en papel lo que sentía, aquello que se me había grabado a fuego en los años vividos entre ellos, a lomos de un caballo.

Me preocupó siempre en el terreno político el asunto del federalismo. Mi idea era que las provincias no debían someterse a las autoridades centrales de Buenos Aires. Para esto ingresé en el Club Socialista Argentino, al menos durante un año: luego llegó la Logia Masónica del Litoral. Pasé por distintos cargos, dentro de las organizaciones y en la política en global: secretario, ministro de campaña, diputado, senador...Participé en expropiaciones de terrenos y en la fundación de ciudades como La Plata, asado de celebración incluido. Se me acusa de haber variado de ideas políticas, de haberme pasado al lado burgués...Por eso, la parte de mi vida que ha trascendido es la literaria. Soy lectura obligada. Aunque nunca supe si esto es bueno o malo.

El libro comencé a escribirlo en papel de estraza de una libreta de pulpería para que fuese leído finalmente en pulperías, entre fogones, en las zonas rurales donde lo leían en grupo y se sentían identificados con el protagonista y sus desgracias. Llevar a la literatura la realidad del gaucho no fue tanta novedad como hacerlo en primera persona, con un sentir mío, lleno de referentes.

Dicen que mis últimas palabras fueron: "Buenos Aires, Buenos Aires..."

Adriana Mourelos

Adriana Mourelos

En El Faro desde el origen del programa en 2018. Anteriormente, en Hablar por Hablar, como redactora...

 
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