¡No al racismo!
A ver si a base de estudios, de pedagogía, de cultura y de sentido común podemos erradicar de una puñetera vez ese vicio ancestral de mirar al diferente por encima del hombro

Madrid
Barack Obama no está teniendo una buena salida de la Casa Blanca. Al shock, al disgusto, a la conmoción que debió suponerle la victoria electoral de Donald Trump –al que, por cierto, la revista Time acaba de elegir como personalidad del año-, al fenómeno Trump se le unen todos los retos que se planteó al llegar al cargo y que no ha podido superar.
Anoche, en un discurso sobre seguridad, el aún presidente admitió su frustración por no haber podido cerrar Guantánamo; pero lo mismo podía haber dicho del control de armas, por ejemplo, o del racismo. Este es un problema central en Estados Unidos, porque lo lleva en su ADN; está asociado a su propio nacimiento y desarrollo como país, pero no es exclusivo de los norteamericanos, ni mucho menos.
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En Europa es un fenómeno que se ha agravado en estos años de crisis, o que al menos se ha hecho más visible y por eso tiene un gran valor cualquier estudio que se haga….no ya sobre episodios de racismo en el día a día –que también- sino sobre las causas estructurales que los hacen posible. Desde el acceso a la vivienda, o al mercado laboral, pasando por la escuela, la Universidad, o la legislación que sobre todo en algunos países directamente propulsa el racismo.

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La Unión Europea acaba de encargar una macro investigación sobre el tema y la encargada de dirigirla es una socióloga española con la que hablaremos esta tarde en La Ventana. A ver si a base de estudios, de pedagogía, de cultura y de sentido común podemos erradicar de una puñetera vez ese vicio ancestral de mirar al diferente por encima del hombro.
Ayer, hoy y siempre, con crisis o sin crisis, hay que decir alto y claro: ¡no al racismo!




