El mayor escándalo

Madrid

Luis Bárcenas está molesto porque le parece injusto que se le conozca como “el hombre de los 48 millones de euros”, el dinero que llegó a tener escondido en Suiza. Está molesto porque, dice, los 48 millones solo los tuvo en un momento puntual. Lo normal, asegura, no pasaba de los 40 millones. Lo de los 48 fue solo un pico en sus cuentas, por lo que se ve. 

Bárcenas, que está declarando en el llamado caso Gurtel, es un hombre peculiar, que echa unas cuentas fantásticas. Afirma que llevó a Suiza solo 8 millones de euros y que luego, gracias a sus habilidades jugando en bolsa, se agenció otros treinta millones. Realmente el PP debe estarle muy agradecido: un genio de las finanzas como él, capaz de operaciones tan brillantes, trabajaba todo el día como tesorero del PP, en lugar de dedicarse a sus finanzas. Si pasó de 8 a 38 millones jugando en bolsa a ratillos perdidos, qué no hubiera hecho, si no hubiera tenido que sentarse todos los días en el despacho de Génova.

Bárcenas ha explicado muy bien cómo funcionaba la caja B del Partido Popular. Ayer, por ejemplo, contó con detalle como el anterior tesorero, Álvaro Lapuerta, recibió instrucciones del entonces secretario general Ángel Acebes para sacar dinero de esos fondos ocultos y comprar acciones de un medio llamado Libertad Digital. Quienes tengan un poco de memoria, se acordaran de que Libertad Digital fue uno de los medios que participó en la repugnante tarea de intentar ocultar que los autores de los atentados del 11M habían sido grupos yihadista.

Algunos creen que todo esto no tiene ya importancia. Pero ¿cómo no va a tener importancia el mayor escándalo de nuestra historia reciente?