El difícil equilibrio de Erdogan

Madrid

Turquía está acostumbrada a los equilibrios. Con una parte del país en Europa y otra en Asia y con un estado laico de mayoría musulmana; mantiene satisfecha a Europa con el acuerdo de contención de los refugiados sirios y juega sus bazas como potencia territorial en Oriente Medio de la mano de Rusia. Ambos países son los que han propiciado la ronda de negociaciones en Kazajistán entre el régimen sirio y los rebeldes a los que se ha sumado el tercero en discordia: Irán.

Erdogan, que ha firmado la tregua con Putin tras el asesinato del embajador ruso en Ankara por disparos de un policía turco, pretende evitar que se acabe conformando un Kurdistán independiente con la disgregación de Siria e Irak. La represión de los kurdos, como la de la prensa, es uno de los elementos principales para justificar el giro presidencialista que está dando en su reforma constitucional en la que el legislativo y el judicial pasan a ser poderes secundarios.