Guerra, ¿qué guerra?
Trump ha tardado 40 días en pronunciar la palabra guerra y en anunciar un incremento del 10% en el gasto militar
Pepa Bueno: 'Guerra, ¿qué guerra?'
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Madrid
Hay quien opina que a Donald Trump habrá que tomárselo en serio cuando cruce la línea de los grandes anuncios a las políticas, cuando pase de las palabras a los hechos, para no darle más oxígeno a sus propias bravatas y evitar la profecía autocumplida de los agoreros.
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Pero hay palabras que pesan tanto que es imposible ignorarlas. Y Trump ha tardado 40 días en pronunciar la palabra guerra y en anunciar un incremento del 10% en el gasto militar. Más arsenal y menos sanidad pública. Más arsenal y menos ayuda al desarrollo de otros países. Más arsenal y menos protección al medio ambiente. Este es el cuadro de situación anunciado como lo haría el guionista de cualquier serie de ficción guerrera para adolescentes: “Porque los Estados Unidos tienen que volver a ganar guerras, tienen que volver a vencer", ha dicho Trump.
Y aquí en España, hoy se cumple el plazo que el PP y Ciudadanos se dieron para evaluar su acuerdo de investidura, el que permitió a Rajoy convertirse en presidente del gobierno. Hoy se reúnen para revisarlo después de que los populares admitan que algunos puntos de regeneración democrática que figuran en el pacto son, según ellos, de imposible cumplimiento. Y sólo han pasado cuatro meses desde que firmaron con toda solemnidad la limitación de mandatos de los presidentes del gobierno, la supresión de los aforamientos y el apartamiento de los imputados por corrupción, los tres puntos que el PP no parece dispuesto a cumplir.
Y entonces, ¿por qué firmaron el acuerdo? Ya lo dijo aquí el coordinador general Martínez-Maíllo hace una semana: “Había unas seis exigencias previas para sentarse a hablar que no te dejaban ni dialogar sobre esas seis condicionantes. Créanme. Eran lentejas".
Eran lentejas para seguir en Moncloa. Y las firmaron a sabiendas de que no iban a cumplir. Ni en Madrid ni por lo visto en Murcia. Ahí sigue Pedro Antonio Sánchez en la Presidencia. La pregunta es: ¿Qué hará Ciudadanos que convirtió la regeneración democrática en su marca electoral?