Normalizar el acoso
Todos estaban viviendo una ficción menos la víctima, que creía estar pasando por algo real

Madrid
Existe una larga cultura de bromas con cámara oculta. De hecho es probable que algunas de esas cámaras ocultas no se hayan descubierto aún. A lo que no habíamos llegado aún es a normalizar de forma tan asombrosa el acoso sexual. Eso es lo que se pudo ver en crudo en ese programa italiano: el hombre acosa, la mujer rechaza, sigue acosando con más fuerza, la mujer se sigue apartando, le toca el culo, le toca los pechos, intenta besarla, la mujer lo empuja y lo tira al suelo.
En ese momento salta un productor del programa al escenario. Se interrumpe la broma, entre comillas. Es un momento fundamental porque en la vida real ese hombre debería haberse levantado y golpeado a la mujer para violarla. Eso es lo que pasa cuando no hay una cámara oculta. Todos estaban viviendo una ficción menos la víctima, que creía estar pasando por algo real. Todos se habían hecho unos marcos para construir una fantasía menos la víctima, que padecía una angustia real que no tiene que ver con otro tipo de bromas de cámara oculta. Una angustia que normalmente acaba en asesinato.
Se me ocurren varias preguntas. Por qué no lo hacen con un niño. Por qué no acosan a un niño para ver cómo responde un niño y que luego se pueda reír cuando le digan que es una broma. Por qué no le dicen a un negro en la puerta de la cadena de televisión que no puede pasar porque a la gente de su raza no le está permitido. Quiero decir: en qué momento alguien creyó que era gracioso someter a grupos sociales débiles, hostigados o violentados a pasar delante de una cámara oculta por los mismos momentos por los que pasan por cámaras visibles.

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...




