¿Asuntos de cama en el Congreso?

Madrid

Mariano Rajoy sorprendió ayer al fajarse cara a cara con su censor, sin esconderse tras persona interpuesta como hizo Cristina Cifuentes la semana pasada en su moción. Ese gesto elevó el debate y fue un reconocimiento del rival político a la altura de la solemnidad del debate. Pero todo se puede estropear. Y es lo que ha hecho este miércoles el presidente al presentarse a última hora a la sesión, ignorando al líder del partido gracias a cuyos votos es presidente y al nuevo portavoz del primer partido de la oposición.

Ha llegado a tiempo, eso sí, de escuchar la salida de tono de su inefable portavoz, Rafael Hernando, con Irene Montero. Ha dicho que le han dicho que Montero estuvo mejor que Iglesias, pero que él no lo iba a decir para no provocar problemas “en esa relación”. Ante el griterío y la indignación de los aludidos, ha matizado que se refería a la “relación política”. Pero cuando la fama de broncas te precede es imposible que nadie te crea. No sé si Montero estuvo mejor que Iglesias pero, eso sí, voló a una altura inalcanzable por Rafael Hernando cuando se aplica en bajezas semejantes.