Panda de cagones
¿Qué pasa cuando el acoso, la vejación, el insulto, o algo peor, tiene por escenario un centro de trabajo?
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Madrid
Casi siempre que hablamos de machismo, incluso cuando se trata de episodios de especial gravedad, casi siempre, acabamos haciendo hincapié en la importancia del contexto, del espacio, del ecosistema. Es verdad que ocurren cosas con pocos testigos, vejaciones como la que sufrió hace poco aquella estudiante de Murcia que convirtió en viral el video de su denuncia. Lo recuerdan, ¿verdad?
La opinión de Francino (20/06/2017) - Panda de cagones
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Estas cosas pasan, por desgracia, a diario, –ya lo sé– en la calle, en el metro, en el autobús… Da igual, hay que perseguir –y denunciar– uno por uno a los sinvergüenzas, a los acosadores. Pero, ¿qué pasa, además, cuando el acoso, la vejación, el insulto, o algo peor, tiene por escenario un centro de trabajo? Pues yo creo que es más grave, porque ahí entran más factores: la complicidad de algunos, el silencio de otros y por descontado la responsabilidad de la empresa.
Hoy les estamos contando en la SER la denuncia de lo que ha estado ocurriendo en Mercamadrid, una empresa municipal donde en el ámbito de una subcontrata han pasado cosas como esta.
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Esto no es algo episódico, ¿eh?, esto es estructural. Y por eso el Partido Socialista plantea hoy mismo que el ayuntamiento de Madrid tome medidas. Está muy bien que lo haga, pero a esa acción política debemos añadir algo a lo que también apelamos siempre: a la decencia. A la decencia de muchos hombres que, con su silencio, o con su risita, permiten que les amarguen la vida a un montón de mujeres. Se deben creer muy machos –o muy graciosos– pero yo creo que sólo son una panda de cagones.