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Economia y negocios | Actualidad
OPINIÓN

Marcas blancas: La importancia del precio

BSIP (Getty Images)

Madrid

En este país, y mucho más con la crisis, los hábitos de consumo se han modificado sustancialmente y el concepto “precio” ha conseguido mayor protagonismo que nunca.

Un ejemplo es el auge de las marcas blancas, las del establecimiento, que ha conseguido una cuota de mercado cercano en algunos momentos al 40%. Naturalmente, en detrimento de las marcas. Pero el auge de estos productos y la escalada en las ventas llevó a una subida también en los precios que ha tenido su consecuencia lógica: se han retraído sus ventas.

Hay estudios que confirman que su gran crecimiento se frenó en 2014 y que la tendencia sigue a la baja. Quizá por razones como que ya no son en todos los casos tan baratos; porque la competencia, es decir, las marcas, han apostado por apretarse el cinturón de sus precios; por la apuesta por la innovación, por la presencia de nuevos productos que son un gancho para el consumidor; por haber ajustado sus precios para no dar más “alas” a las marcas del comercio…Y, no nos engañemos, porque con la salida poco a poco de la crisis, los consumidores han vuelto a sus orígenes: sus yogures, sus galletas, sus geles, sus pastillas de la lavadora o el lavavajillas de siempre.

No olvidemos que el español, en un gran porcentaje, es marquista, no tanto por alardear y por la búsqueda de calidad, como en la ropa, como por comprar productos que les ofrecen todas las garantías. Cosa que no siempre ocurre con todos los productos de la marca blanca.

Este fenómeno tiene cierto paralelismo con el sector textil, en el que, cada vez más, los supermercados e hiper venden ropa barata que hace las delicias de muchas familias. Ya mueven 4.000 millones de euros, una cuarta parte del gasto de los españoles en textil. ¿Qué encontramos ahí? Ropa low cost con seguidismo de las tendencias de moda, ropa de menos durabilidad, más propensa a los deterioros rápidos, pero que encaja perfectamente en la nueva tendencia: comprar barato y, si es necesario, cambiar rápido. Con poco dinero se viste a los niños y se visten otros miembros de la familia, sobre todo para el día a día. Una tendencia que va con cierto retraso a lo que pasó con las otras marcas blancas y que sufrirá retrocesos también si este boom lleva a una escalada de precios y se acercan a las marcas. Entonces, les pasará como con los yogures…

 
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