Hora 25El dietario de Ramoneda
Opinión
El dietario de Ramoneda

Muy a menudo lo nuevo es viejo

Josep Ramoneda reflexiona sobre la reunión de Sánchez y Rajoy, Trump y Putin en el G-20 y la reforma laboral que pretende llevar a cabo Macron

El dietario de Ramoneda: Muy a menudo lo nuevo es viejo

El dietario de Ramoneda: Muy a menudo lo nuevo es viejo

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Barcelona

Sánchez busca encontrar la distancia justa con Rajoy y ensaya con Cataluña: sí a la defensa de la ley, pero sin pasarse en los procedimientos y con una apuesta por la vía política. Pero la voluntad de diferenciarse sólo será creíble cuando vaya acompañada de iniciativas concretas. Sabemos desde que es presidente que Rajoy no tiene nada que proponer a Cataluña. Y antes de serlo, lo que hizo fue boicotear el nuevo Estatuto con los resultados que todos conocemos. Por tanto, debería ser fácil para Sánchez marcar posición propia. ¿Qué propone, aparte de repetir la jaculatoria del estado plurinacional?

Las reformas laborales se han convertido en el rito iniciático de los gobernantes europeos. La prueba de que el nuevo líder tiene el sadismo necesario para apretar las tuercas a los ciudadanos sin pestañear. Macron ya ha recibido el mensaje de Merkel y de la Unión Europea. Si quiere que se tomen en serio sus iniciativas primero tiene que demostrar que es capaz de llevar a cabo la reforma laboral prometida. Y muchos de los que se lo exigen, empezando por la propia Merkel, son los mismos que en 2010, cuando la economía empezaba a repuntar la hundieron con la puntilla de la austeridad radical. No le será fácil a Macron cumplir el rito. Los estudios sobre la insólita abstención francesa en las legislativas (57 por ciento) demuestran que no fue por desidia. El 70 por ciento de los que se quedaron en casa hicieron abstención activa: no nos representan.

Donald Trump llama a Occidente a defender su civilización. La música me suena. Y no forzosamente para bien. Era voz recurrente del fascismo. Y nosotros tuvimos dictador, Franco, al que Galinsoga consagró como Centinela de Occidente.

Escribía Richard Kosseleck, en Futuro Pasado, que la revolución pacífica de 1989, puso fin al ciclo revolucionario como si se tratara de confirmar el uso latino de la palabra: una vuelta que retorna al punto de partida del movimiento. Una buena reflexión para el día en que Putin y Trump se encuentran cara a cara. Muy a menudo lo nuevo es viejo.

 
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