Franz Ferdinand se recrea en el DCODE
El festival madrileño contó también con Band Of Horses, Interpol, Liam Gallagher... y un invitado inesperado: Dani Martín
Madrid
Si el DCODE ya hubiese existido en 2008, su cartel podría haber sido muy similar al al de este año: Franz Ferdinand, Interpol, The Kooks, Band Of Horses, Maga... En esa época, a muchos de los que ayer llenaron el recinto de la Complutense aún no les dejaban volver tarde a casa. El resto hubiera bailado con un poco más de energía y, las canciones de Oasis, eso sí, las habría tocado Oasis porque a Noel Gallagher aún no se le había agotado la paciencia. Pero por lo demás, parecido.
Take Me Out sigue sonando tan poderosa como el primer día. Igual que Do You Want To, The Dark Of The Matinée o Walk Away. Canciones en las que Alex Kapranos se apoya para elevar hasta lo más alto el directo de Franz Ferdinand.
Pocas bandas son capaces de divertir tanto como estos escoceses. Su repertorio puede pecar de irregularidad, pero cuando se recrean tirando de hits, el nivel de adrenalina colectiva se pone por las nubes. La banda también gozó tocando No You Girls o Darts Of Pleasure, pero con This Fire rozaron la borrachera onanista: tanto y tanto la alargaron que, al final, acabaron desvirtuándola.
Interpol sedujo con otras armas. La banda neoyorquina había venido al DCODE a tocar íntegramente su primer disco, editado en 2002. Un álbum muy influyente porque reavivó el legado de Joy Division con temas como PDA, Obstacle 1 o Say Hello To The Angels. Pero con Paul Banks y los suyos tan gélidos y sobrios como de costumbre, Turn On The Bright Lights volvió a sonar como lo que es: un gran primer trabajo que el tiempo no ha convertido en obra maestra.
Por suerte se habían guardado un par de ases en la manga: Slow Hands y Evil. Una traca final con la que el concierto de homenaje a su debut acabó pareciéndose algo más a un tributo a toda su carrera. Pero al margen del set list, conviene destacar la fiabilidad de una banda que, ya sea en una sala o un descampado, siempre consigue sonar tan bien como en sus grabaciones de estudio. ¡Bravo!
Liam Gallagher sorprendió a los 25.000 asistentes con un arranque glorioso: Rock 'n' Roll Star y Morning Glory. Dos temas de los dos primeros discos de Oasis con los que, por un momento, pareció que el motvio de su viaje a Madrid podía haber sido un grandes éxitos... Pero no: la tercera canción ya fue Wall Of Glass, avance de su primer disco solitario, As You Were, que se publicará el próximo 6 de octubre.
El cantante de Manchester ha depositado muchas esperanzas en su último proyecto porque, según ha dicho, si no goza de buena acogida, dejará la música. Y aunque su actual banda suena como un clon de Oasis, las nuevas canciones dejaron a todo el mundo bastante frío. Un mal presagio del que solo pudo escapar echando mano de Be Here Now, Slide Away y, sobre todo, Wonderwall. Canciones eternas que, por cierto, compuso su hermano. Quizá por eso el ambiente quedó impregnado de una extraña mezcla de sensaciones: éxtasis, apatía e incluso cierta infidelidad.
El pequeño de los Gallagher está condenado a arrastrar su pasado glorioso haga lo que haga. Band Of Horses, en cambio, son grandes entre los pequeños y pequeños entre los grandes. Una condición que les sirve para gustar allá donde van, pero sin llegar a despertar un entusiasmo desmedido. Los de Seattle interpretan el indie rock tan bien como cualquiera y, además, cuentan con enormes canciones: Casual Party, No One's Gonna Love You, Funeral... Pero su solvencia solo consigue acercarles a Wilco, REM o Smashing Pumpkins. ¿Será que aún no han escrito su mejor canción?
Algo parecido sucede con The Kooks: reúnen todos los requisitos para que Spotify te los sugiera mientras escuchas a The Libertines, Arctic Monkeys o The Vaccines, pero su disco de grandes éxitos no acaba de parecerlo. Tal vez por eso buena parte del público —sobre todo si ya llevaba 12 horas por ahí— decidió que Ooh La o She Moves In Her Own Way sonaran de fondo mientras intentaba llegar al último metro.
Antes de que se pusiera el sol también pasaron cosas interesantes. Los más madrugadores pudieron ver a Miss Cafeina y a Iván Ferreiro, quien decidió cantar El equilibrio es imposible junto a un invitado altamente inesperado: ¡Dani Martín! Sí, el vocalista de El Canto del Loco sobre el escenario de un festival presuntamente indie, llevando más allá los límites que, hasta ahora, de forma tácita, se habían fijado en Amaral. Para algunos, una boutade. Para otros, la muerte.
A Marem Ladson le tocó la siempre ingrata tarea de abrir el escenario grande bajo el sol de las cuatro de la tarde, pero aprovechó muy bien la oportunidad que se había ganado al imponerse en el concurso BDCODER. Frente a un público muy entregado, anunció que su primer disco saldrá en 2018 y dejó muy buenas sensaciones con temas que recordaban a Russian Red, Basia Bulat o Anni B Sweet.
Los parisinos La Femme salieron al escenario bailando Paquito el Chocolatero y de sus pintas (¿el teclista se había vaciado un paquete de harina en la cabeza?) ya se deducía que venían con ganas de divertir. ¡Lo consiguieron! Alternaron su pop bailable rico en sintetizadores con canciones más surf o yeyé y, con Sur la planche, pusieron a todo el mundo en movimiento. Muy de agradecer que la organización apostara por un grupo francés porque al norte de los Pirineos suceden cosas muy interesantes y, no se sabe muy bien por qué, apenas nos enteramos.
El barbudo y melenudo Carlos Sadness ofreció en el DCODE el último de los conciertos de presentación de su exitoso La Idea Salvaje. Un disco repleto de pop soñador, fresco y tropical —muy apto para fans de Dorian, Lori Meyers o Delafé— con el que lleva dos años sumando clientela. Pero canciones como Perseide, Bikini o Miss Honolulu ya compiten en popularidad con las nuevas: Amor papaya y Volcanes dormidos. Temas que incluirá en su próximo disco, previsto para 2018.
Por la tarde, en el escenario #3, a la intensidad guitarrera de los británios Daughter le tocó competir con los hits pegadizos de Milky Chance, que se colaban constantemente en la atmósfera slowcore que Elena Tonra intentaban construir. ¡Un desatre! Tanto como tener que elegir entre los cabeza de cartel y bandas patrias tan interesantes como Maga o Exquirla. Pero así son los festivales y, de hecho, si el DCODE ya hubiese existido en 2008, hubiese pasado exactamente lo mismo.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...