Christopher Marlowe: Escritor y Agente Secreto
Son muchos los escritores que han trabajado a lo largo de la historia para sus respectivos gobiernos. Pero entre todos ellos el más carismático es, sin duda, Christopher Marlowe. A él se atribuyen muchas obras firmadas por William Shakespeare, además de ser uno de los espías más importantes de la reina Isabel I de Inglaterra.
Madrid
Nacido en Canterbury el 6 de febrero de 1564, a pesar de su origen humilde, recordemos que era hijo de un zapatero, Christopher Marlowe pudo estudiar en la Universidad de Cambridge. En 1580 entró en el Corpus Christi College de dicha ciudad, lugar en el que todavía merodea su fantasma, según dicen las propias autoridades de esta prestigiosa institución. Allí fue reclutado para ser espía, tarea que llevaría a cabo seis años después cuando se desplaza a Rheims, Francia, para informar sobre las actividades llevadas a cabo por los católicos. Sus numerosas ausencias de las clases hicieron que los profesores de Cambridge se negaran en un principio a darle la licenciatura. Sin embargo, una esclarecedora carta del Consejo Privado de Su Majestad la Reina de Inglaterra, fechada el 29 de junio de 1589, instaba a la Universidad de Cambridge a concederle el doctorado justificando las ausencias de Marlowe al “haberse encontrado trabajando al servicio de la Reina y en beneficio de su país.”
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Tropiezos con la corona
Los problemas empezaron a acuciar a Marlowe cuando el gobierno sospechó que era ateo y simpatizante de las ideas de Maquiavelo. A su no probada homosexualidad, hay que añadir que otros investigadores también lo han relacionado con tramas de criminales y de alquimistas, además de llevar una vida de lo más disoluta. Toda esta situación devino en una acusación lanzada por su amigo y compañero de habitación, el también dramaturgo Thomas Kyd (1558-1594), quien, bajo tortura, acusó a Marlowe de ateísmo el 12 de mayo de 1593. Otro amigo, Richard Baines, presentó una nota escrita supuestamente por el propio Marlowe en donde se podían leer 19 ejemplos de ateísmo. Entre ellos destacaban declaraciones del tipo a que Jesús fue homosexual, que la datación de la Biblia era totalmente falsa, o que Moisés no era más que un burdo ilusionista.
En aquella época, la acusación de ateísmo no era una cuestión solamente religiosa que podía llevar fácilmente a la muerte. Además implicaba un fuerte componente político, ya que, en definitiva, significaba estar en contra del régimen político-religioso de la reina Isabel I, circunstancia que, en el caso de Marlowe, agente secreto del gobierno, le colocaba en una posición bastante delicada.
Las circunstancias que rodearon a la muerte de Marlowe no están nada claras. Lo cierto es que nunca se le pudo juzgar por ateísmo, ya que dos semanas después de que Kyd declarara contra él, moría en una reyerta producida en el hogar de Eleanor Bull en Deptford, al negarse Marlowe, según parece, a pagar la cuenta de la cena de aquella noche. Era el 30 de mayo de 1593.