De llamas y chispas
En medio de tanta hojarasca y palabrería incendiaria, una sola chispa puede hacer que arda toda la maleza que hay por debajo del conflicto. Demasiado material inflamable

Sobrecogidos por las llamas que ya han dejado varios muertos en Galicia. Dicen los expertos que han sido fuegos intencionados, y añaden los todavía más expertos que el daño se ha multiplicado por la política del gobierno de Núñez Feijóo, empeñado en aplicar los recortes allí donde no hay que hacerlo. En la prevención de incendios, por ejemplo. Pero también estamos en vilo con Cataluña, porque las chispas, esas partículas encendidas que saltan de la lumbre, según la Academia, pueden amargarnos la vida aún más de lo que ya lo han hecho. En medio de tanta hojarasca y palabrería incendiaria, una sola chispa puede hacer que arda toda la maleza que hay por debajo del conflicto con resultados imprevisibles. Con el fuego, véase Galicia, no se juega. La respuesta del president catalán solo puede entenderse como una burda provocación. O el desmesurado ingreso en prisión de los responsables de la ANC y Ómnium, así pedido por esa larga mano del gobierno de Rajoy conocida como la Fiscalía General del Estado. Sobrevuelan entre tantos malos humores el denostado artículo 155, o el hecho incuestionable de que las empresas, léase Codorníu, huyen del actual gatuperio, mientras los independentistas más fanáticos amenazan con la calle si no se obedecen sus pretensiones, despreciando, al menos, a la mitad de los catalanes. Demasiado material inflamable para tantas alarmantes chispas. Mucho, muchísimo peligro.
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