Cuando tus seguidores te rescatan del olvido de la música

Hace diez años nadie se acordaba de Mavis Staples , sus seis décadas sobre las tablas parecían parte de un pasado demasiado lejano, totalmente olvidado. La veterana cantante estaba huérfana tras la muerte de su padre en el 2000 y esa industria a la que tantas veces había rechazado por seguir en la banda familiar ya no estaba interesada en sus canciones protesta. Staples se autofinanció la grabación de su álbum de 2004, y cuando Alligator Records decidió editarlo lo tituló con mensaje, Have a little faith . Las cosas, para Mavis, empezaron a cambiar cuando hace diez años Ry Cooder se acordó de ella. Juntos, con Cooder como productor, regrabaron en 2007 parte de las canciones protesta de sus años en The Staple Singers , los temas que fueron parte de la banda sonora de la lucha por la conquista de los derechos civiles. Canciones que hablaban de libertad, de igualdad, de confianza y de esperanza, mensajes que encontraron público ante la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. We’ll never turn back fue un golpe encima de la mesa de una de las mejores voces de la música estadounidense, pero aquel disco no dejaba de ser un viaje a ese pasado lejano que había apartado a Staples de los focos con la llegada de este siglo. El verdadero giro de su carrera se produjo cuando Jeff Tweedy , vecino de Chicago y cantante de Wilco, se puso en contacto con ella. Staples y Tweedy quedaron a tomar un café, un café que fue el punto de partida de una intensa historia. De aquella primera reunión salió la idea de hacer un disco conjunto. Tweedy se comprometió a encargarse de la producción y de escribir algunas canciones. El resultado fue el maravilloso You are not alone (No estás sola). Un álbum que supuso el primer premio Grammy para la cantante de Chicago en su carrera y su regreso a la primera línea. Tweedy acompañó a Mavis en los escenarios y la redescubrió para una nueva generación. “Ahora tengo un nuevo público, un público que es de Jeff”, confesaba la cantante en 2011. Aquel álbum, que surgió de la admiración de Tweedy por los Staple Singers, ha terminado cambiando la vida de ambos. Tweedy descubrió el placer de la producción y desde entonces ha apadrinado a bandas jóvenes y ha grabado a los héroes de su adolescencia. Mavis, por su parte, vive el mejor momento de su carrera con un reconocimiento absoluto del público, la industria y sobre todo de los músicos. Desde su trabajo con el líder de Wilco ha grabado duetos con Van Morrison , Arcade Fire y sale de gira con Bob Dylan , quien le pidió matrimonio en años los sesenta. Pero lo más importante de aquel disco fue la relación que ambos entablaron. Staples, que no había tenido hijos, encontró en su amigo una nueva familia. “Me siento parte de la familia Tweedy, Jeff es como un hijo y su mujer también. Sus hijos son como mis nietos”, confesaba la cantante dos años después. En 2013, Staples y Tweedy -tras la gira mundial del Wilco- volvieron al estudio de Jeff en Chicago, el ático donde su banda graba sus discos. Allí dieron forma a One true vine , otro álbum que se llevó el Grammy conjugando temas de Tweedy con versiones de Low o Nick Lowe. Aquel disco volvió a funcionar y terminó de consolidar el regreso de Mavis más allá de la anécdota de la primera colaboración. Tras aquella nueva aventura, Staples se sintió con fuerza para volar sola. Su siguiente álbum llegó en 2016, al no contar con la producción Tweedy, Staples fichó a M. Ward para dar unidad a un disco formado por temas que músicos jóvenes habían escrito para ella, temas de Ben Harper, Valerie June, Nick Cave, Bon Iver o Benjamin Booker. Aquel Livin on a high note era un disco totalmente diferente que partía de una premisa nueva en la carrera de Mavis. “Mi música ha hecho llorar a mucha gente y para este disco quería cantar canciones que hiciesen feliz a la gente”, explicaba la cantante en 2016, un año clave en su resurgir con libro de memorias, documental, concierto tributo a su carrera y una extensa gira mundial. “Estoy en mi mejor momento”, admitía Staples. Si 2016 fue un año intenso, el 2017 también ha sido un curso ajetreado en el que Mavis se ha dejado querer por las bandas de moda, grabando con Gorillaz en su regreso y con Arcade Fire. Un aperitivo para lo que vendría despué s: su concierto tributo rodeada de sus amigos y su tercera entrega junto al cantante de Wilco. A finales de noviembre llegó a las tiendas If all i was was black , un álbum con todas las canciones compuestas por Tweedy y que recupera el tono político de las composiciones familiares. Quizá la tercera entrega sea la más floja de la saga, pero a la par la más comprometida y la que contiene alguna de las canciones más poderosas, como el tema que da nombre al disco, la maravillosa Aint no doubt about it , donde cantan juntos los dos, y el tema final, la triste All over again , en la que Mavis canta sobre la terrible vuelta de algunos viejos sentimientos de odio a EEUU. Mavis Staples cierra año de nuevo a lo grande, en la cima de una carrera que comenzó a finales de los años cuarenta, cuando la América negra se preguntaba quién era aquella niña que cantaba con la voz de una adulta. Setenta años después, Mavis vive una nueva era y disfruta cada día de la música. “Tengo muy claro que no quiero retirarme. De la música no te retiras, acaba cuando te mueres”, explicaba hace poco en una entrevista.