“El 50% de los pescados servidos en los restaurantes no son los que aparecen en la carta”

Madrid

Miguel Ángel Pardo, técnico de Azti Tecnalia (centro tecnológico experto en innovación marina y alimentaria), presentó en SER Consumidor el estudio que han realizado a nivel europeo sobre los pescados que nos venden en los restaurantes. El análisis se centraba especialmente en el mercado español, y pretendía comprobar si lo que sirven los restauradores se corresponde con lo que pone en el menú. Se comprobaron 240 restaurantes en nuestro país.

Los datos pueden sorprender a los consumidores, pero no a los encargados del estudio: a nivel europeo, 1 de cada 3 restaurantes nos da productos etiquetados erróneamente, y en España es 1 de cada 2. El índice es más alto que en la media de los países europeos, si bien es verdad que en nuestro país el análisis ha sido más exhaustivo, y que en lugares como Islandia, donde el estudio se ha realizado también de forma más detallada, las conclusiones son las mismas que en España: el 50 % de los pescados servidos en los restaurantes no son los que aparecen en la carta.

En el estudio se puede leer que los mayores porcentajes de etiquetado erróneo se ha detectado en mero, pez mantequilla, cazón, lenguado, merluza y atún rojo. Miguel Ángel Pardo destacó que los datos son especialmente llamativos en los peces planos (lenguado, merluza), en el mero -en el 100% de los casos era en realidad otra especie- y el cazón, pues las variedades analizadas siempre eran otro tipo de tiburones o incluso pescados diferentes.

Si bien es verdad que a menor precio del menú el porcentaje de etiquetado erróneo era mayor, el responsable del estudio desveló que en algunos de los restaurantes de más de 30 o de 50 euros de precio analizados también se han encontrado casos de fraude, aunque en menor proporción.

En España, como en el resto de Europa, se pueden comercializar más de 1200 especies distintas de pescados y mariscos, una variedad muy amplia que vuelve el fraude en el etiquetado muy tentador. Miguel Ángel Pardo reconoció que en algunos casos probablemente el restaurador no sepa que le han vendido un pescado que no se corresponde con el que quería comprar y servir, pero que son una minoría, pues la responsabilidad final frente al consumidor es siempre de los restauradores: “si conocen un poco a sus proveedores y cómo funciona el mercado, no deberían dejarse sorprender”.

El objetivo de la investigación era el de “remover conciencias”. El etiquetado de los productos pesqueros ha mejorado muchísimo en los últimos años en supermercados, en pescaderías de grandes superficies e incluso en mercados locales. Los responsables de este estudio conseguir esto mismo en los restaurantes: “que empiecen a ponerse las pilas y que se controle más para que no ocurra este engaño al consumidor”.