A vivir que son dos díasVidas enterradas
Sociedad | Actualidad
Entrevista a Iván Aparicio, Presidente de la Asociación Recuerdo y Dignidad

"No se puede construir el futuro con un pasado basado en la impunidad"

La Asociación Recuerdo y Dignidad ha conseguido que una juez presumiera que hubo desaparición forzada en un contexto de crímenes contra la humanidad en España

La Asociación Recuerdo y Dignidad nació en noviembre de 2005. Iván Aparicio es su presidente, la persona que ha ayudado al equipo de Vidas Enterradas a rescatar la historia de los cinco maestros asesinados en Cobertelada, y muy especialmente la vida y la muerte de Francisco Romero Carrasco. Pero esta asociación, cuya única bandera son los derechos humanos, ha ayudado sobre todo a que muchas personas puedan por fin dar respuesta a la pregunta que se han hecho durante décadas: ¿dónde está mi madre, mi padre, mi hermano, mi abuelo…?

P: Cuando alguien os pide ayuda para buscar a una persona desaparecida, le pedís que se implique en el proceso de búsqueda, que forme parte del proceso de investigación…

 A las personas que acuden a la asociación les pedimos que nos cuenten su historia, que compartan con nosotros los datos que tienen sobre la vida y la muerte de su familiar y que, cuando existe, nos enseñen una fotografía. Es esencial que conozcamos los aspectos físicos, patológicos y antropológicos, así como lo es que dibujen su propio árbol genealógico. Es la forma más sencilla de encontrar a la persona adecuada para realizar una posible prueba de ADN. Asimismo, es fundamental conocer la represión que sufrió la familia después de una desaparición forzada. Es habitual que quede oculta, por ejemplo, la represión que vivieron muchas mujeres que, con muchos hijos a su cargo, eran obligadas a trabajar para los falangistas y sus aliados, que vivían permanentemente bajo amenaza. A nosotros se nos han puesto los pelos de punta escuchando sus historias. A estas mujeres se les rapó el pelo, se les dio aceite de ricino, se las violó. Nosotros consideramos que contra estas mujeres se ejerció lo que denominamos crímenes contra la humanidad de género. A las familias, en definitiva, les pedimos siempre que quieran que nos ayuden a rescatar su propia historia y, para ello, les asesoramos sobre cómo y dónde buscar información.

 ¿Qué lleva a un carpintero como tú a comprometerse con esta causa?

Me lo pidió el corazón a gritos. Me incomoda la injusticia. Me duele ver que otra persona está sufriendo a mi lado. Es pura empatía, una cualidad que nos humaniza. En Soria no existía ninguna asociación de memoria histórica y pensé, no soy tonto y conozco a mucha gente a la que puedo organizar para trabajar por esta causa. Así que me lancé y puse la primera piedra de la asociación.

 ¿Por qué la Declaración Universal de los Derechos Humanos es una herramienta imprescindible para reivindicar “verdad, justicia y reparación”?

Son lo mismo. La Declaración Universal de los Derechos Humanos es el acuerdo al que hemos llegado como sociedad para luchar contra la barbarie y la impunidad. No olvidemos su origen. Surge tras la II Guerra Mundial, después del nazismo. Había que evitar que algo parecido volviera a suceder. El problema es que hoy, el espíritu que emanaba de aquella declaración está de nuevo en riesgo. A Hitler lo crea el capitalismo, no lo crea Alemania. Y el egoísmo, el nacionalismo y el fascismo son, en mayor o menor medida, inherentes al capitalismo. La verdad, la justicia y la reparación son herramientas para cuando las violaciones de los derechos elementales han sucedido. Del éxito en su aplicación dependerá que nadie se sienta legitimado para violar los derechos humanos en el futuro.

La cuestión de la memoria histórica no se soluciona dando subvenciones a las asociaciones, se soluciona asumiendo el Estado sus responsabilidades.

 Recuerdo y Dignidad ha conseguido que en España se abran varias causas judiciales por desaparición forzada en el contexto de crímenes contra la humanidad. ¿Por qué es importante interponer estas denuncias?

 Hemos conseguido que una juez presumiera en una de las denuncias que hubo desaparición forzada en un contexto de crímenes contra la humanidad, eso sí, esa causa se cerró automáticamente, sin posibilidad de recurso. Archivado. Esto es inconcebible en cualquier lugar del mundo. Hemos iniciado otras dos y una de ellas se mantuvo abierta tres años. En la exhumación de la fosa de los maestros volvimos a hacerlo, hubo presencia de policía judicial, que emitió un informe registrando todo lo que allí pasó. Ahora trabajamos para que la causa se reabra. Es importante interponer estas denuncias porque, si un juez no acude a una exhumación, se está violando la ley. Cuando aparece un cadáver, se debe averiguar si es Marta del Castillo o alguien asesinado en 1936, pero también hacer constar que, a la persona desaparecida, se le está privando de justicia por segunda vez. Cuando fue asesinado y cuando ningún juez levanta el cadáver. Y algo importantísimo, si una autoridad judicial no acude a una exhumación, se está poniendo un sello de impunidad y, de esta manera, desviándose de la senda de los derechos humanos. Un ejemplo de lo flagrante de esta situación, de la consideración que reciben los civiles, los seres humanos asesinados por el franquismo, es que tú puedes llevarte de una fosa siete cuerpos, pero no los casquillos de bala que encuentras porque son considerados restos arqueológicos.

 El juzgado de Almazán cerró la causa y fue finalmente la Asociación quien asumió la exhumación de la llamada fosa de los maestros. Pudo hacerlo gracias a un crowfunding en el que colaboraron algunas organizaciones pero también personas que aportaron desde 1 a 1.000 euros…

 Sí, fue un esfuerzo muy grande. Tuvimos la suerte de que en Twitter, @carolacaracola5, @Famelica_legion o @MiercolesRepubl nos apoyaron. Nos dijeron cómo funcionaba Twitter y cómo teníamos que hacer la campaña #ExhumacionesEnSoria para que la gente se fijara en ella. Más tarde recibimos alguna llamada de alguna administración dignándose a darnos algo de dinero para pagar alguno de los gastos. También colaboraron algunas organizaciones sociales. Cuando no hay dinero hay que sacarlo de donde sea porque una asociación como la nuestra apenas tiene recursos para gestionar gastos básicos.

Son familias y voluntarios de organizaciones de derechos humanos quienes están buscando a desaparecidos de crímenes contra la humanidad en España, quienes están escarbando en la tierra.

Recuerdo y Dignidad y tantas otras asociaciones en toda España, ¿estáis supliendo la responsabilidad del Estado?

Absolutamente. Hay que tener en cuenta, y eso es muy importante de cara a lo que pueda hacer el PSOE ahora con la reforma de la Ley de Memoria, que son las familias y voluntarios de organizaciones de derechos humanos quienes están buscando a desaparecidos de crímenes contra la humanidad en España, quienes están escarbando en la tierra. Lo decimos nosotros y lo han ducho organizaciones de derechos humanos como Rights international Spain, Human Rights Watch o Amnistía Internacional. Naciones Unidas recuerda continuamente al Estado español que esta es su obligación. Si aquí se ha asesinado a 150.000 personas y se ha hecho desaparecer a 150.000 personas, es el Estado quien debe buscarlas. Es una vergüenza que no se haga. Esta es la razón por la que, la cuestión de la memoria histórica, no se soluciona dando subvenciones a las asociaciones, se soluciona asumiendo el Estado sus responsabilidades.

Llevas muchos años escuchando a personas que, durante 80 años, no han dejado de buscar a sus padres, a sus hermanos, a sus tíos… ¿Qué le dirías a quienes creen que rescatar los cuerpos de miles de personas desaparecidas en España es reabrir heridas?

Llevamos muchos años porque el franquismo, el fascismo español o la dictadura militar española, como quieras llamarlo, tenía una fuerte maquinaria de propaganda y mantuvo el espíritu de la guerra y la confrontación, y el miedo, hasta el último momento. Toda esta propaganda y ostentar el poder tanto tiempo creó una sociología franquista que explica que, mucha gente, que en otras circunstancias consideraría normal que alguien quiera recuperar los restos de su abuelo y enterrarlos en un lugar digno, considere todavía hoy que hacerlo es reabrir heridas. Esa sociología franquista ha permeado, ha calado. Clara Valverde, una activista, habla incluso de la huella emocional que la guerra dejó en todos nosotros. Nos han educado emocionalmente los hijos de quienes vivieron las peores atrocidades, por eso es necesaria tanta pedagogía y por eso las exhumaciones son públicas y abiertas. Para que la gente vea que no pasa nada por recuperar a una persona. Yo puedo decir que hacerlo no es reabrir heridas, es cerrarlas. Y si lo hacemos tendremos una democracia con menos carencias, menos corrupción y menos impunidad.

¿Qué significa para ti la palabra “memoria”?

Hablábamos antes de verdad, justicia y reparación. El derecho internacional incluye 5 formas de reparación: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición. La memoria, en derechos humanos, es una subforma dentro de la rehabilitacíon. Para mí en España, la memoria es el comienzo de todo. Yo siempre digo que trabajamos para el futuro pero ese horizonte no tendrá paz si el pasado está teñido de impunidad.

¿Qué deben hacer quienes representan a la ciudadanía en las instituciones para que España afronte su pasado y abra las fosas que todavía esperan ser exhumadas?

Existe un guión para hacerlo y en sencillísimo: aplicar el derecho internacional y respetar la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ahí está todo lo que hay que hacer: establecer la verdad, juzgar a los responsables y reparar a las víctimas, pero también, abrir las fosas pendientes, suspender y anular los consejos de guerra y las “leyes” franquistas, retirar del paisaje urbano todos los honores dados a los asesinos, señalar qué trabajos se han hecho con mano de obra esclava, abrir los archivos de una vez, y algo fundamental, hacer un plan urgente, dotado de presupuesto, para afrontar el escándalo de los bebés robados. El Estado español es probablemente el Estado con más porcentaje de bebés robados del mundo. Una circular en 1952 de Falange habla de 30.000 niños robados. Es gravísimo. El sistema de robo nació con la dictadura pero estuvo vigente en plena democracia. Y no quiero olvidarme de la educación. Los libros de Historia tienen que recoger este capítulo y dejar de negar nuestra historia. Hay que terminar con los homenajes fascistas, con la impunidad de los crímenes de la ultraderecha y tantas otras cosas. Todos estos retos son un termómetro, una forma de valorar la calidad de nuestra democracia. Todo esto lo han hecho países con muchísimo menos potencial económico que España.

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