Es el euro, estúpidos...

Buenos dias. ¿Qué le hubiera pasado a nuestra economía si no hubiera existido el Banco Central Europeo con su manguera de dinero y sobre todo sin su promesa de no dejar caer el euro? Lo hemos pasado mal, pero lo hubiéramos pasado mucho peor. ¿Qué hubiera pasado sin los cien mil millones del rescate bancario cuando Bankia se exponía como una cádaver encima de una mesa de operaciones y las cajas pequeñas iban cayendo? La pertenencia al euro, que encareció nuestro café de 100 pesetas a 166 de la noche de la mañana y, con el café, muchos otros gastos cotidianos, nos metió también en un club que con muchas resistencias y dificultades ha permitido afrontar el tsunami de las hipotecas y el derrumbe del ladrillo, con mucho sufrimiento que dura hasta hoy, pero de pie, como los juncos después de una tormenta.

Esto es lo que está en juego en al reforma del euro. Si se convierte en algo más que una moneda para que la siguiente crisis, que vendrá, nos pille con más y mejores instrumentos para hacerle frente. A todos. Y si nuestros jóvenes y los jóvenes alemanes deben aspirar a las mismas oportunidades cuando vienen buenos tiempos y a la misma protección cuando vienen mal dadas. Si debemos tener un presupuesto común o un seguro de desempleo común. 

Y sin embargo, en la cumbres de Jefes de Estado y de gobierno que empieza esta tarde en Bruselas, y que iba a discutir la reforma del euro de manera exclusiva, los ultras y populistas han impuesto su agenda y la gestión migratoria eclipsará la reforma del euro. Y no sólo han impuesto la agenda, también el contenido en la agenda. Porque lo último que sabemos es que del orden del día se cae la propuesta española y francesa de crear en suelo europeo los centros de llegada de migrantes y sólo figura crearlos en los países de partida. Aunque el hecho de que no figure en el documento de partida no quiere decir que finalmente no se discuta por lo menos.

Con Merkel muy debilitada y su gobierno amenazado de caída este mismo domingo, que es cuando cumple el plazo que le dieron sus socios, con Macron y Sánchez de un lado y un bloque poderoso del este, más Austria e Italia empieza la cumbre en la que Europa se mira de nuevo en el espejo. Y esta vez sí sabemos todos lo que nos jugamos.