El gran patinazo de 'Rolling Stone'
La revista genera una enorme polémica con su lista de las mejores canciones de lo que llevamos de siglo
Madrid
Rolling Stone puede presumir de grandes logros y sonados errores tras cincuenta años retratando la vida musical estadounidense. Los aciertos de la veterana cabecera son muchos y han quedado perfectamente ilustrados en el publireportaje con forma de documental seriado dirigido por el siempre interesante Alex Gibney. Sus errores, por otro lado, son menos conocidos. Una portada a un asesino, otra a la nada artística Kim Kardashian, un reportaje sobre una falsa violación y algunos grupos legendarios mal valorados o ignorados (Led Zeppelin). Pero entre los fallos, siempre perdonados por sus lectores, pocas veces se ha mostrado una brecha tan grande entre lo que fue la revista y lo que es hoy en día como se ha reflejado en este número de julio.
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Hace unos meses el eterno editor de la revista anunciaba la venta de Rolling Stone en busca de dinero para afrontar los nuevos retos de estos días. Meses después, Rolling Stone publica una polémica lista con las mejores canciones de lo que llevamos de siglo. Para hacerla han acudido a críticos, músicos y gente de la industria. Nada nuevo en una revista que lleva haciendo listas musicales desde hace cincuenta años, pero los resultados de esta clasificación muestran el cambio de paradigma musical de estos 18 años del siglo XXI, retratando la enésima muerte del rock, y el cambio de criterio de una cabecera que ha sido el refugio de la contracultura musical estadounidense.
Toda lista con lo mejor de algo es un punto de polémica, en parte se hacen por ello, pero también un retrato de una época o de un momento concreto. Para hacerlas se necesita un criterio más allá del manido “lo mejor de...”. Sin ese criterio se confunden las cosas. ¿Es lo mejor lo que más impacto tiene? ¿Lo que más vende? ¿Lo que más suena en la radio, en los bares o en YouTube? Estas pequeñas diferencias se tienen muy claras en el cine, donde rara vez lo mejor es lo más exitoso, pero parece que se han perdido en la música.
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En la lista de la Rolling Stone estas cosas se confunden y dan cabida a que en ella figuren canciones que tuvieron un notable impacto pero cuya calidad artística es francamente cuestionable. Es el caso de Call Me Maybe, de Carly Rae Jepsen (puesto 70), Beez in the Trap (Nicki Minaj, 66), Teenage Dream (Katy Perry, 62), Sorry (Justin Bieber, 49), All Too Well (Taylor Swift, 29). La inclusión de Despacito en el puesto 91 ha generado polémica, pero llama más la atención que Toxic de Britney Spears figure en el puesto 14 o Since U Been Gone, de Kelly Clarkson, en el 11.
También hay grandes nombres en la lista, veteranos como Johnny Cash (41), Bob Dylan (30), Leonard Cohen (37) o David Bowie (18) y bandas de rock de este siglo como Green Day (70), Radiohead (33), U2 (40), The Killers (34), Arcade Fire (31) o Franz Ferdinand (22). Pero la sensación que genera la lista es que son estos nombres los que sobran, los que se han colado por error en la revista. Rolling Stone acierta restando protagonismo al rock, solo los White Stripes (3) y The Strokes (10) aparecen en los primeros puestos, pero falla a la hora de valorar qué sonidos o canciones deben ocupar ese espacio. Amy Winehouse, Adele o Lady Gaga han firmado canciones poderosas que han conseguido trascender e impactar y lo han hecho con buenas composiciones, pero la lista de la revista estadounidense está plagada de canciones banales, aburridas y sin capacidad de trascender en el tiempo más allá de ser éxitos tan virales como olvidadizos.
Tras cincuenta años, Rolling Stone comete su gran patinazo de este siglo. Se puede discutir sobre criterios, sobre géneros o sobre discos, pero no cabe mucho debate sobre la calidad de canciones intrascendentes alzadas por la revista en un listado que promete retratar lo mejor de la música en lo que llevamos de este siglo. ¿Si el rock ha muerto es esto lo que nos espera?