Por encima de las expectativas

Barcelona

Las primeras señales emitidas sitúan el resultado del encuentro entre los presidentes Sánchez y Torra por encima de las expectativas. Si una reunión alcanza las dos horas y media (con paseo hasta la fuente de Machado incluido) y, como dice Torra, “se ha hablado de todo” es razonable pensar que no ha habido grandes incomodidades y que cada parte era consciente de hasta dónde se podría llegar. Los dos presidentes han hablado cara a cara cosa que no ocurría desde hace más de dos años. Y habrá continuidad: próxima cita en Barcelona. Se convocará no una sino varias comisiones de trabajo. Y el presidente Sánchez, que sí sabe que él también gobierna en Cataluña, anuncia presencia frecuente en el Principado porque quiere que el conflicto vuelva al terreno que le corresponde: la política. Basta mirar un mes y una semana atrás para ver que no es poco lo que ha cambiado. Dicho esto, todos sabemos que no es una cuestión que se resuelva en tres días, ni en tres meses, ni quizás en tres años. Pero el primer paso era que el clima cambiara y desde la última semana de mayo el cielo se ha despejado.

¿Y ahora qué? Será determinante cómo evolucione el estado de espíritu de la opinión pública. Para que se pueda avanzar por la vía política es imprescindible que los que hasta ahora se han beneficiado electoralmente de la estrategia de confrontación, el PP, primero, Ciudadanos, después, por un lado, y el independentismo de sello Puigdemont, por el otro, empiecen a percibir que el discurso de la intransigencia ya no es tan rentable. Y que la ciudadanía se sienta más a gusto con los que quieren dialogar que con los que, como Casado o Rivera, aseguran que nunca hablaran con separatistas y exigen su derrota incondicional. ¿Estamos ya en el punto de inflexión? Lo veremos este otoño. Siempre siendo conscientes que mientras haya presos en cualquier momento puede producirse un incendio emocional.

Pero la entrevista Sánchez-Torra no puede tapar la tragedia del día: un nuevo asesinato de género, otra mujer que muere en manos de su pareja, y van cuatro en el fin de semana. Hay aquí un problema moral y social que concierne a la ciudadanía entera e interpela a las instituciones. Y no se puede eludir ni minimizar.