Venecia, ¿darwinismo o fin de la diversidad?
El Festival de Cine de Venecia se posiciona como trampolín para las películas que llegarán a los Oscar con grandes títulos de Hollywood, como 'A first Man' de Damien Chazelle, o 'A star is Born' con Lady Gaga, en un certamen donde Netflix pisa fuerte y escasean las mujeres
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Venecia
¿Diversidad o supervivencia? Es lo que ha tenido que pensar y pensar el Festival de Cine de Venecia, el más veterano de todos los festivales. Para celebrar su 75 cumpleaños en El Lido, Venecia ha preparado una edición bastante homogénea, donde brillan las estrellas, el cine anglosajón, Hollywood frente a las cinematografías europeas, latinas o asiáticas, y donde Netflix ha campado a sus anchas. Venecia ha aplicado un claro ejercicio de darwinismo social para sobrevivir, después de unos años flojos, y para superar a sus competidores: adelantar al todopoderoso Cannes y no dejarse comer terreno por el jovencísimo festival de Toronto.
El inglés será el idioma más escuchado en las películas de la sección oficial este año. Hasta directores de otras nacionalidades se han pasado ya al idioma de Hollywood. Jacques Audiard dirige Sisters brothers, un wéstern con Joaquín Phoenix y Jake Gyllenhaal. El griego Yorgos Lanthimos ya lleva dos películas en inglés y en la tercera ha optado, además, por la historia de la primera reina de Reino Unido, Ana Estuardo, con Olivia Coleman, Emma Stone y Rachel Weisz. El italiano Lucca Guadagnino es otro de los que lleva dos películas usando el inglés, después de Cegados por el sol y Call me by your name. Ahora estrena remake de Suspiria, la cinta de Darío Argento, con Dakota Johnson y Tilda Swinton.
Es la manera de obtener estrellas y, por tanto, promoción y repercusión de sus películas, así como asegurarse la venta a todos los mercados. Algunos de los que ya hicieron ese recorrido están regresando. Es el caso de Alfonso Cuarón que, después de ganar su Oscar por Gravity, ha vuelto al español para contar la historia de su madre y de su país en Roma, cinta causante de la discordia entre Netflix y Cannes que, finalmente, se verá “en cines seleccionados”.
Netflix ha colado cuatro películas. Las que no pudo, no supo o no quiso hacer en el Festival de Cannes y que Venecia ha acogido de buen grado. A Cuarón se suma el thriller de Paul Greengrass , 22 de Julio, sobre el atentado del terrorista de ultraderecha Anders Behring Breivik en Utoya, Noruega, donde murieron asesinadas 77 personas en 2012. También veremos la película inédita de Orson Welles, Al otro lado del viento, y la serie de los hermanos Coen, The Ballad of Buster Scruggs. Fue anunciada como serie y ahora convertido en una película de seis capítulos, para poder competir con las películas de un solo capítulo y mantener una duración de poco más de dos horas.
Venecia ha cedido a lo que no cedió Cannes, que las películas de Netflix puedan no ser estrenadas en cines. Por tanto, el certamen que dirige Alberto Barbera demuestra que no le importa irse donde está el consumo. Pero la jugada va más allá, ya que consciente o inconsciente, con su decisión ha retado a la Academia de Hollywood a decidir sobre el asunto. El órdago está sobre la mesa. Venecia es una plataforma, desde hace unos años, para comenzar la carrera de premios, si muchas de las películas que pasan por aquí con opciones de Oscar son de Netflix, ¿se quedarán fuera?
El certamen lleva unos años aupando películas norteamericanas para los Oscar; pero en esta edición se les ha ido de las manos. La inauguración corre a cargo del nuevo niño prodigio de Hollywood. Con 33 años, Damien Chazelle ya ha ganado un Oscar, por La La Land, musical que inauguró Venecia hace ya dos años. Ahora vuelve a abrir el festival con A first Man, un biopic de Neil Armstrong, con permiso de Iker Casillas, el primer astronauta en pisar la luna, a quién interpreta Ryan Gosling. La alfombra roja estará bien pisada este año. A Gosling y Stone se suman Natalie Portman, con el musical Vox Lux, y Lady Gaga, con A star is born, otro remake más, dirigido por Bradley Cooper.
Junto con las estrellas de cine estará un político: Pepe Mujica, expresidente de Uruguay. Acude porque habrá dos películas sobre su vida. Por un lado, el documental El Pepe, una vida suprema de Emir Kusturica, y por otro, la cinta de ficción La noche de 12 años, de Álvaro Brechner, basada en los doce años que pasó detenido, torturado y desaparecido, donde Antonio de la Torre interpreta a Mujica. La película no puede llegar en mejor momento, justo cuando en España estamos a vueltas la memoria histórica.
De la Torre es de la poca presencia del cine español que habrá en Venecia, además de la de Raúl Arévalo, uno de los protagonistas de Mi obra maestra, comedia del argentino Gastón Duprat en sección oficial, pero fuera de concurso. En cuanto a temas políticos, veremos el doble documental del israelí Amos Gitai, sobre Gaza y Jerusalén. También otro tema polémico, el que propone Errol Morris en American Dharma, documental sobre el ex número dos de Trump. ¿Habrá tuit del presidente?
Venecia ha acogido sin condiciones a Netflix, pero no se ha mostrado tan abierto con las mujeres. Con la industria tratando de lograr cuotas o medidas que reflejen la diversidad de género en el cine, con el #MeToo todavía en activo, con las Majors buscando mujeres directoras que se pongan al mando de los blockbusters, llega Venecia y selecciona solo a una directora, la australiana Jennifer Kent, competirá por el León de Oro. Esperemos, entonces, que no haya paseo de mujeres por la alfombra roja. Porque eso no sería apropiación, sino dominación.