Jack Warner, chistes malos y buenas peleas

Madrid

Le llamaban el magnate de las buenas peleas y los chistes malos. “Siempre iba muy arreglado y contaba los chistes más malos que se puedan imaginar” –explicaba la actriz Debbie Reynolds– “pero todo el mundo se reía a carcajadas para no disgustarle”. Decían de él que era un cómico frustrado y que gastaba continuamente bromas, tan poco graciosas como sus chistes. Aunque a veces sí que tenía alguna ocurrencia ingeniosa. Durante la Segunda Guerra Mundial hizo que los pintores dibujaran una gigantesca flecha en el tejado de sus estudios. Tenía miedo de que los aviones japoneses confundieran la Warner con una instalación militar cercana y prefería indicarles el camino correcto.

Lo de las peleas venía a cuento de sus constantes disputas con actores y directores que llevaron a estrellas como Bette Davis, Erroll Flynn o Charlton Heston a demandarle ante los tribunales. Jack Warner controlaba con mano férrea su estudio, manejando a su antojo las carreras de los actores y directores en nómina de la Warner. Dirigió la productora durante más de cuatro décadas, compañía que él mismo creó junto a sus hermanos y, entre otras cosas, fue uno de los principales responsables de que el cine diera el paso hacia el sonido con la producción de la película “El cantor de jazz”. En este reportaje os contamos su historia.