¿Expulsada por vestir un top?

Madrid

Una chica llamada Sheyla se ha quejado agriamente en un tuit - bueno, dice que su colegio de Puerto Real es “un retrógrado de mierda” - tras haber sido expulsada de clase por ir vestida con unas mallas y un top. La polémica es recurrente. Hace tres días también levantó polvareda la decisión de un instituto de Torrevieja que impidió a unas alumnas entrar en clase con unos pantalones cortos tipo short.

Son polémicas que se repiten y que son difíciles de resolver, porque entre la imposición de un uniforme y la libertad absoluta en el vestir, sólo cabría una especificación tan pormenorizada sobre tipos de prendas, largura de faldas, cortedad de pantalones, abertura de escotes, ajuste de camisetas y mallas o grados de transparencias consentidos que podría rozar un anacrónico puritanismo. Y después quedaría la mirada, que puede convertir lo normal en obsceno según quien juzgue. Así que quedaría el sentido común, aquel que señala que si sales de una piscina y vas a un funeral has de pasar por casa para cambiarte.