Cuando ser príncipe de Gales era incompatible con la vida

Nuestro protagonista de hoy es un hombre que consiguió ser el último en un rango histórico y el primero en otro. Dicho así, podríais llegar a pensar que tuvo un 3 de octubre positivo. Pues no. Veo complicadísimo tener un día peor que el de Dafydd ap Gruffydd.

Dafydd es la forma que tienen los galeses de decir David. Lo cual no deja de ser adecuado, porque nuestro David tuvo que hacer frente al Goliat que tienen por vecinos los galeses: los ingleses. Sólo que el 3 de octubre de 1283, este David no salió precisamente vencedor. Ni Dafydd ni Gales, vamos.

Porque Dafydd ap Gruffydd fue el último príncipe de una Gales independiente. Tuvo la osadía de enfrentarse al rey Eduardo I de Inglaterra, al que igual recordáis como el rey inglés increíblemente malvado de Braveheart. Hay que decir que Hollywood exagera, pero en este caso, no mucho. Dafydd fue derrotado militarmente, y, por si fura poco, Eduardo consideró que merecía un castigo ejemplar.

Así que el pobre Dafydd no sólo perdió el reino y la vida. Fue el primero en hacerlo de una forma horrible, que durante siglos sería el destino de los culpables de alta traición en Inglaterra. Fue ahorcado, arrastrado y descuartizado. Que suena mal, pero es peor incluso de lo que suena: el pobre Dafydd fue arrastrado por un caballo al lugar de la ejecución, le cortaron sus partes nobles y le sacaron los intestinos antes de decapitarlo. Luego su cuerpo fue cortado a trozos para utilizar sus restos como aviso a navegantes, expuestos en la entrada de las grandes ciudades.

¿Verdad que después de escuchar esto nuestros políticos lamentables ya no parecen tan malos?

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