Kurt Vile y el Día de la Marmota
El guitarrista estadounidense edita 'Bottle it in', la primera entrega de Vile en tres años
Kur VIle actúa este lunes en Barcelona y el martes en Madrid

Kurt Vile en una fotografía promocional / MATADOR

Madrid
En la mítica ‘Atrapado en el tiempo’, Bill Murray vive en bucle el Día de la Marmota condenado a repetir las mismas 24 horas. El reportero acaba aprovechando ese tiempo para aprender y mejorar, para realizarse. Kurt Vile parece atrapado en los mismos acordes, en las mismas secuencias buscando la realización musical.
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En ‘Bottle it in’ (Matador), la primera entrega de Vile en tres años, el guitarrista reaparece con las mismas obsesiones y con los mismos sonidos de ‘B’lieve Im going down’ y ‘Wakin on a pretty daze’, las dos entregas que alzaron a Vile como uno de los músicos más interesantes de su generación.
En su nuevo álbum, Vile parece atrapado en aquellos universos sonoros y las canciones de ‘Bottle it in’ bien podrían haber aparecido en sus anteriores discos. La repetición de secuencias, de paisajes y de sensaciones vuelve a funcionar. Quizá con menos fuerza, pero vuelve a resultar igual de hipnótica. Sus canciones son mundos en los que perderse. La noche, protagonista de sus primeros discos, deja paso al alba, pero los temores y las inseguridades siguen siendo las mismas.
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Tras compartir mundos con Courtney Barnett en el álbum que firmaron a medias en 2017, Vile regresa a su soledad, a componer cuando las niñas se van a la cama y a grabar en los descansos de sus viajes de sala en sala. La vida, a la larga, tiene un punto de bucle, de repetición, y Vile comprende la fuerza de ese viaje y sabe exprimir la esencia.
La nueva entrega del guitarrista tiene ese punto familiar para los que se engancharon a su sonido y esa fórmula reconforta. Jugando a la marmota, Vile corre el riesgo de resultar cansino, pero de momento la apuesta funciona. ‘Bottle it in’ no es el mejor álbum del guitarrista, pero es tan bueno como los demás. Sus dibujos en ‘Skinny mini’, con nueve minutos evocadores y melancólicos, siguen funcionando igual de bien que la euforia contenida de ‘Loading zone’, el tema que abre el disco, o ‘Bassackwards’, joya con el sello Vile marcado en cada acorde.
Ahora, Vile vuelve a iniciar otra repetición constante, la de las giras. La de viajar, comer, probar, tocar, sonreír, saludar, dormir en otro hotel igual al anterior y volver al coche, al avión, a probar, tocar... A otro Día de la Marmota en busca de la secuencia perfecta, del acorde que lo rescate.




