¿Quién tira la primera piedra?

Antes, muchísimo antes de que unos cuantos funcionarios salvajes despedazaran a Jamal Khashoggi, antes incluso de los feroces bombardeos contra los desdichados yemeníes, todo el mundo occidental sabía, sin lugar para la duda, que Arabia Saudí es un régimen indigno, que desprecia todos y cada uno de los derechos humanos, que sojuzga vilmente a las mujeres, que financia y ampara al terrorismo yihadista. Pero ciegos ante su inmenso poder petrolero, los dirigentes mundiales se pelean por rendir pleitesía ante el sátrapa de turno, monarquía plagada de padres, hijos, tíos y sobrinos de intercambiable pelaje y condición. Nuestras más altas instancias se han dicho mil veces amigos de aquella caterva, que veranea ricamente en Marbella, y hoy mismo Pedro Sánchez, el PP y Ciudadanos se han cuidado muy mucho de enfrentarse a Riad y prefieren esperar a que la investigación oficial corrobore que fue el propio Kashoggi quien se despedazó a sí mismo para culpar a los dirigentes saudíes. Pero antes de castigar a los poderosos, recordemos que fueron UGT y CCOO, quienes pusieron el grito en el cielo por el conflicto entre las bombas y Navantia, qué nos importan aquellos desharrapados yemeníes, vinieron a decir, si nos sueltan miles de millones, y hasta el alcalde gaditano, el muy podemita José María González, Kichi, defendió lo indefendible. ¿Recuerdan aquello de la primera piedra?