Rato tropieza con la realidad

Madrid

Rodrigo Rato duerme hoy en la cárcel de Soto del Real. Es sin duda la imagen, ya no del día, puede que del año, aunque a la velocidad a la que se mueve la actualidad quién sabe qué más sorpresas nos esperan. La imagen del que fue vicepresidente económico con Aznar, quien pudo ser su sucesor, quien aglutinó poder como pocos, quien luego se fue a dirigir el FMI, su imagen entrando en la cárcel arrastrando un par de bolsas para cumplir la condena por el caso de las tarjetas black.

Es importante detenernos en ella para asimilar la transformación que ha vivido este país. Una transformación que unos pocos no entienden, sobre todo aquellos que han vivido mucho tiempo protegidos por una impunidad que ha desaparecido. El propio Rato parece haber tropezado con la realidad, ha pasado de la altanería de su comparecencia en el Congreso, con esa frase de "es el mercado, amigo" a la humildad de su petición de perdón de hoy a las puertas de la cárcel.

Y tiene otra lectura esta imagen de la entrada de Rato en un centro penitenciario, una lectura demoledora para el PP. Rodrigo Rato lo fue todo en el gobierno de Aznar y Aznar ya saben que se ha convertido en el referente indiscutible para el nuevo líder del Partido Popular, Pablo Casado. Rato no es un caso aislado de esa época, pero escenifica como pocos esa etapa. Por mucho que en el PP renieguen de él, por mucho que se le intente clasificar como algo del pasado, Rato estuvo allí con Aznar, y con Matas, y en la época de los Correas. O en la época en la que la presidencia de una caja de ahorros, como Caja Madrid, se trataba como un intercambio de cromos políticos.

Casado quiere recuperar el espíritu Aznar y ese espíritu nunca se podrá disociar de la corrupción y de una España muy diferente a la de ahora.